¿Cómo crear una moneda sana?

Básicamente voy a referirme a cuál podría ser, en mi opinión, el régimen monetario y cambiario que necesita Argentina para reducir la inflación a un dígito anual en los próximos años, sin mencionar las medidas que se deberían tomar para bajar el gasto público y eliminar el déficit fiscal. Pero una cosa que sí es importante destacar es que para recurrir al régimen monetario que yo voy a proponer en esta nota, primero es necesario que nuestra economía cuente con superávit fiscal y que el Estado gaste menos de lo que recauda, porque de no ser así, la emisión monetaria o el uso de las reservas del BCRA para el financiamiento de los déficits va imposibilitar que la economía se estabilice con los mecanismos que yo voy a describir en los próximos párrafos.

Previo a ello haré una síntesis acerca del escenario que estaba atravesando nuestro país a fines de los 80, y cómo fue que luego de haber sufrido un proceso hiperinflacionario que duró aproximadamente dos años, se pudo volver a estabilizar la economía y lograr un efecto como el que se dio en Abril de 1991, cuando pasamos de tener 5000% de inflación anual a 20% el primer año inmediato, 7% y 4% en los posteriores, y ya desde 1995 en adelante, una inflación que rondaba el 0,5% anualizada. Después, explicaré cuál podría ser el régimen monetario que debe existir en nuestra economía haciendo mención a algunos ejemplos históricos de países que ya adoptaron este sistema.

En Agosto de 1988, se estaba entrando en un proceso de recesión y teníamos una inflación anual no muy diferente a la de hoy, lo cual era normal en esa época ya que todo el mundo tenía una inflación alta. Al mes siguiente, Septiembre, se necesitaban unos 12 o 13 australes para comprar 1 dólar financiero. En ese momento, el gobierno anunció el Plan Primavera, donde dijieron que iban a controlar tanto el Dólar Ilegal como el Dólar Oficial manteniendo la brecha cambiaria, dado que existían controles de cambio y restricciones a la compra y venta de divisas. Para evitar que la brecha cambiaria se amplíe, el gobierno consiguió apoyo del Banco Mundial, hasta que, en Febrero de 1989, se encontraron con que ya no podían controlar la brecha porque no contaban con suficientes reservas en el BCRA y, por otro lado, el Banco Mundial dejó de desembolsar dinero, entonces tuvieron que liberar totalmente el mercado cambiario, manteniendo algunas restricciones, y a partir de ahí apareció una sensación de descontrol inflacionario muy grande, hasta que en Diciembre de 1989, el momento en el que tendría que haber pasado el gobierno de Alfonsín a manos de Menem pero se anticipó en Julio, unificaron el mercado cambiario y el dólar oficial pasó a valer 2.000 australes, y ya desde Diciembre de 1989 a Marzo de 1991, un mes antes de lanzarse el Plan de Convertibilidad, se necesitaban 10.000 AUSTRALES PARA COMPRAR UN DÓLAR. Esto es lo que genera la Hiperinflación, una gran desconfianza en la moneda local; así que en relación al motivo de este problema, podríamos decir que no se vió influenciado en el exceso de emisión monetaria, porque si uno mira la evolución de la base monetaria, ésta no creció mucho más de lo que venía creciendo durante 1988, pero sí podemos decir que la velocidad de circulación del dinero se hizo infinita a causa de la desesperación de la gente de pasarse de los australes al dólar o cualquier tipo de bien para protegerse contra el aumento general del nivel de los precios.

El 1 de Abril de 1991 se consiguió que la gente entendiera que 10.000 australes valdrían un dólar, pero que eso no iba a cambiar de ahí en adelante. Se le modificó el nombre a la moneda, se le quitaron cuatro ceros y se introdujo un tipo de cambio fijo de 1 dólar = 1 peso. Pero además de haberse creado un mecanismo que fue la Caja de Conversión, fijar el tipo de cambio y decir que si la gente le vendía 10.000 australes al BCRA se podía llevar 1 dólar, la clave más importante fue haber legalizado el uso del dólar como moneda en la Argentina, de tal forma que la gente, si no confiaba en que se iba a cumplir con la Caja de Conversión, podía tranquilamente seguir manteniendo su dinero en dólares, depositarlos en el sistema bancario, el cual podía otorgar préstamos en la moneda extranjera; también se podían firmar los contratos en dólares, y realizar todo tipo de transacciones económicas y financieras. Así fue como la gente se dio cuenta que el gobierno no iba a violar el peso. Esa fue la clave de convencer a la sociedad de que el gobierno iba a ser responsable en el manejo de su política monetaria, en un país que tuvo Dolarización de Hecho al salir de la Hiperinflación. Para terminar de convencer a la gente, el gobierno respaldó los pesos con dólares y se comprometió seriamente con respetar la Caja de Conversión.

A mucha gente le sorprende que una moneda como la de Argentina tienda a ser mejor que el dólar, pero cuando un país parte de niveles de productividad muy bajos (siendo responsable fiscalmente), alienta el aumento de la productividad y facilita las inversiones, entonces la moneda local se tiene que apreciar. Cuando Japón salió del acuerdo de Bretton Woods y el Yen se dejó flotar libremente, en lugar de desvalorizarse, comenzó a apreciarse con el transcurrir de los años. Durante ese momento, se necesitaban 350 yenes para comprar un dólar, y en la actualidad se necesitan alrededor de 100 yenes, lo cual significa una enorme apreciación. Lo mismo había ocurrido con el Marco Alemán, de hecho, en el período de Bretton Woods, hasta se tuvo que revaluar dos veces desde 1947 hasta 1971, ya que esta moneda se volvió más fuerte que el Dólar y, cuando entró a flotar pasó a ser permanentemente más valioso que la divisa norteamericana. De alguna u otra forma, todas las monedas nacieron a través de Cajas de Conversión. El propio Dólar nació con este mecanismo; estaba vinculado con una moneda de la época que era el Duro Español, cuando el que se emitía en Alemania se llamaba Tálero, y eso le dio el nombre al Dólar Americano. Por su parte, la Libra Esterlina era una Caja de Conversión en relación al Oro y, posteriormente, el Dólar se unió al Patrón oro también a través de una Caja de Conversión. Apenas después del abandono del Patrón oro, las monedas comenzaron a funcionar como fiduciarias, es decir, sin tener un respaldo en una moneda mercancía, pero aún así, las monedas fiduciarias se terminan volviendo creíbles por la confianza que inspiran en la sociedad. El Dólar se transformó en la moneda más demandada en el mundo porque, al terminar la Segunda Guerra Mundial, la fortaleza que tenía la economía norteamericana, su bajo nivel de endeudamiento y el avance tecnológico que había logrado, permitió que toda la gente confiara en el Dólar. Aún así, Estados Unidos también se comprometió a convertir el Dólar en Oro al ingresar en el Tratado de Bretton Woods, a una paridad fija hasta 1971. Las monedas fiduciarias son aceptadas en la medida que sean convertibles una y otra. La Convertibilidad no implica que una moneda esté respaldada por otra, sino que una persona no se quede atrapado en esa moneda, y si quiere pasarse a otra lo puede hacer sin ningún problema y con total libertad.

Particularmente, yo creo que para convencer a la gente de que vamos hacia un período de moneda sana, la reforma monetaria podría requerir de un mercado único y libre de cambios con un régimen de flotación limpia de la moneda local, y sobre todo, la autorización del uso del dólar como moneda en competencia con el peso. En cuanto a las transacciones que se puedan realizar, en este mercado se debe permitir la compra y venta de divisas, ya sea para el ahorro o atesoramiento, pago de exportaciones e importaciones, pago de servicios, etc. Además, se tiene que establecer que los contratos monetarios se tienen que cumplir según en la moneda que está pactada. Con respecto al comercio exterior, este tipo de flotación es el más apropiado, ya que si nuestra moneda fluctuara libremente y tuviésemos problemas de shock externo o se deterioraran los términos de intercambio, el mercado hace las correcciones automáticamente buscando un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda y el nivel de las exportaciones e importaciones, evitando así desequilibrios en el balance de pagos y la pérdida de competitividad externa.

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