¿Estamos locos o qué nos pasa?

Por un lado, está bien salir del default porque es una mancha que se presenta demasiado a menudo en Argentina y por esta razón hemos pasado de ser un país emergente a un mercado de frontera. A lo mejor si uno agarra un punto en el espacio y se concentra en él como si fuera todo, parecería ser que hay un maldito llamado Paul Singer y otro peor llamado Thomas Griesa. Pero cuando empieza a mirar los últimos 60 años de historia, se da cuenta que la estadística financiera internacional muestra que Argentina es el país que más veces entró en default desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad; entonces no se le puede echar siempre la culpa a los marcianos de lo que nos pasa. 

También hay que decir que esta sociedad está completamente loca, porque pasaremos del Museo de la Deuda Externa a estar desesperados por colocar deuda externa sin pausa; vamos a pasar de blanco a negro sin cuestionarnos qué pasó y por qué vamos a necesitar de la deuda cuando durante 12 años se dijo que la deuda era un veneno planetario, y el no cuestionarnos el motivo de pasarnos de un extremo al otro es una de las muchas causas por las cuales Argentina se volvió un país decadente. 

Otra reflexión que quiero hacer es sobre cómo resolver los desequilibrios macroeconómicos en el corto plazo, donde Macri se ha propuesto un objetivo muy demandante a la luz de la historia (y le deseo la mejor de las suertes por el bien de todos los argentinos), que es hacer un ajuste de tamaño HOMÉRICO en dosis homeopáticas. Esto significa que el gobierno va a estar no un par de meses sino 4 años ajustando. De hecho, el propio gobierno ha dicho en la conferencia de prensa que dio Prat-Gay el 13 de Enero que esto iba a ser una salida gradual.

La gente debe tener esto bien claro porque últimamente se le ha mentido demasiado. En la década kirchnerista les vendieron el pescado podrido de que emitir pesos no causaba inflación; terminamos siendo récord en el mundo en materia de inflación detrás de Venezuela. Se les hizo creer que utilizar las reservas del BCRA para pagar deuda era algo natural y lo mejor que nos podía ocurrir; terminamos con un BCRA casi sin reservas. Ahora, el otro pescado podrido que quieren venderle a la gente los defensores del gradualismo, es que acá no se puede hacer un ajuste salvaje porque los costos sociales serían impagables, cuando en realidad, el gradualismo en Argentina siempre fracasó y nos llevó a crisis homéricas que terminaron maximizando los costos sociales del ajuste. Esta puede ser la primera vez que una salida gradual no termina en crisis, pero hay que tener mucho cuidado porque los gradualismos siempre terminaron mal. Yo no estoy pronosticando que el gradualismo de Macri fracase, pero sí pido que no caigamos en esta soberbia del gradualismo que se intenta imponer hoy por cuestiones de buenismo político. El plan gradual que se propuso Macri implicaría estar 4 años ajustando porque lo que se heredó del Kirchnerismo es una situación pre-crisis. Para que Macri zafe de la crisis, el ajuste lento le tiene que salir bien y durante un período de gobierno. No nos asustemos si la economía se encuentra en recesión, si seguimos sin crecer, o si la inflación cuesta bajarla, porque hacer todo esto gradualmente es como caminar sobre una botella de vidrios rotos durante 4 años ininterrumpidos.

En mi opinión, la verdadera medida que habría que tomar es eliminar el déficit fiscal de cuajo reduciendo fuertemente el gasto público, para que el gobierno no se vea obligado a colocar deuda externa o utilizar el peso como base del impuesto inflacionario. Una vez que se bajó el gasto y se alcanzó el equilibrio presupuestario, habría que aprovechar esto y eliminar/bajar impuestos para alentar la inversión y la productividad. La principal razón por la cual esto no se hace es porque muchas veces se discute la decisión de echar gente del sector público, es decir, se discute la consecuencia futura de lo que habría que hacer y no la inviabilidad del status quo antes de cuestionar los costos de cambiarlo.

El status quo es una Argentina decadente desde hace medio siglo y una economía que no crece desde el 2011. En lugar de pasarse alegremente de vituperar el endeudamiento a colocar deuda externa porque recién se saldrá del default, debería haber un pensamiento en medio de esa transición, es decir, llamar a la clase política, sindicatos y empresarios que fueron grandes beneficiarios de la última década al igual que gran parte de la clase política que se enriqueció de manera indebida, o los propios sindicatos que se han transformado en empresarios defensores de los derechos del trabajador, y a todos ellos habría que plantearles que no se puede estar 4 años ajustando, sino más bien HABRÍA QUE REALIZAR UN FUERTE AJUSTE y solicitar apoyo internacional al Banco Mundial y el BID para salir adelante, en lugar de perder 8 años de crecimiento (comenzando por el segundo mandato de Cristina hasta el 2019) o en los próximos 4 años alcanzar un crecimiento de 1 o 2% del PBI. ¿Qué significa crecer un 1 o 2% con una pobreza que se encuentra en torno al 35%? Aunque esto no termine mal y el país no estalle, lo que es obvio es que vamos a estar un período de gobierno con pequeños ajustes, discutiendo cómo bajamos la inflación, cómo frenar la suba del dólar, etc. Yo en todo caso hubiese hecho lo contrario para despejar el horizonte lo más rápido posible.

Además hay otra cuestión que tiene que ver desde el punto de vista político: 

¿Cómo va a enfrentar Macri las Elecciones Legislativas del 2017 que son cruciales con una economía que no crece o crece poco? 

¿Cuál es la posibilidad de que a Macri le vaya bien? 

Es cierto que ahora el Peronismo se está haciendo el bueno porque hay muchas provincias gobernadas por peronistas que están fundidas (por ellos mismos) y necesitan dólares para financiarse lo más rápido posible, pero una vez que salgan de ese incendio y logren que el gobierno les mande plata, habría que ver si no empiezan a aprovechar que la economía de Macri no crece el año que viene debido al ajuste gradual que van a implementar.

Políticamente hablando, yo no creo que en este momento estén dadas las condiciones para que se haga lo contrario a las medidas económicas que se anunciaron en Enero por varias razones; por ejemplo, si se observa lo que ha pasado en los últimos días con los gobernadores provinciales, que fundieron a sus provincias luego de una década en la cual recaudaron como caballos, y ahora le están reclamando ayuda al gobierno actual para resolver sus problemas. La cantidad de plata que recibieron las provincias en los últimos 12 años es una cosa ALUCINANTE. Para tener una idea, cuando quebraba el Plan de Convertibilidad, la recaudación de impuestos representaba un 26% del PBI y hasta el día de hoy pasó a ser del 39%. A pesar de eso, casi todas las provincias argentinas están quebradas, y sin embargo el gobierno de Macri está discutiendo con los gobernadores acerca de si les va a dar más plata para realizar obras, auxiliarlos financieramente, y encima condonarles las deudas que las provincias tienen con la Nación, cuando a fines de la década del 90, una época en donde Argentina estaba bien abierta al mercado de capitales y gracias a eso pudo endeudarse hasta la maceta, las provincias también habían emitido deuda externa. ¿Saben lo que hicieron las provincias con una parte de la deuda externa que colocaron y particularmente con la deuda interna que tomaron con los bancos para financiar su desastre fiscal? Se la tiraron por la cabeza a la Nación en el 2002... Las provincias aprovecharon la debilidad de Duhalde que había convocado elecciones anticipadas y en ese momento los gobernadores lo apoyaron contra la nacionalización de toda la fiesta de deuda pública provincial de los 90’s, y ahora le están pidiendo a Macri que esa misma deuda se la condonen.

Por otra parte, a la gente le multiplican por 6 las tarifas de electricidad en el Gran Buenos Aires y en Capital Federal, cosa que está bien hacerla porque hay que pagar por las cosas el precio que realmente valen y además esto evitaría que las empresas prestadoras de energía se fundan, pero a lo que yo me refiero es a la inequidad de que a atorrantes que han fundido provincias les condonan la deuda mientras que a la pobre gente le sacuden un tremendo tarifazo, le aumentan la nafta pagada a precio internacional, o la hacen convivir con una inflación del 4,5% mensual. Hoy por hoy, no hay dudas de que la mala política está por encima de las necesidades que tiene la sociedad. Además es increíble cómo estamos pasando felizmente de una situación pre-crisis a un ajuste de tipo gradual sin discutir algunas cuestiones en profundidad; a una sociedad en parte ignorante y una elite gobernante impresentable, la política le impone cosas desde el poder que no tienen ni pies ni cabeza pero que igual se terminan imponiendo, y aunque sean un disparate, duran años y después termina el país hecho pelota como pasó después de la supuesta década ganada, donde se impuso que Occidente era lo peor que nos podía pasar, entonces cortamos los lazos con Occidente y como había deuda a pagar decidimos desendeudarnos reventando al BCRA y al ANSES; un disparate monumental. Para colmo no sólo estuvimos 12 años fumados con el opio del desendeudamiento, sino que ahora podemos pasar a otro opio sin anestesia y sin discutir previamente las posibles consecuencias de un ajuste gradual, porque los ajustes graduales siempre terminaron en crisis, como lo fue el Plan Inflación 0 de Gelbard que terminó en Rodrigazo, la tablita de Martinez de Hoz que terminó con las devaluaciones de Sigaut, el Plan Austral que terminó en la Hiperinflación de Alfonsín, y el Plan de Convertibilidad que terminó en el 2001/02; así que acá no se está discutiendo el fracaso histórico del gradualismo y tampoco nos aseguramos de las condiciones que deberían existir para que este gradualismo llegue a buen puerto.
Por ejemplo, ¿A dónde van a poner la tasa de interés para frenar la suba del dólar? ¿Se podría evitar de esta forma que el BCRA siga perdiendo reservas? ¿Es posible que al subir la tasa de interés se corra el riesgo de que se profundice una recesión y el endeudado a tasa variable tenga que enfrentar un problema mayor? ¿Se podrá reducir el déficit fiscal gradualmente (1% del PBI este año y 1,5% los posteriores) sin que el aumento de las necesidades de gasto y la eliminación de algunos impuestos lo agraven aún más?

Sinceramente, y por todas estas razones que acabo de dar, la conclusión que saco es que la política en Argentina se maneja como si yo jugara con mi primo de cinco años a la payana. La verdad es una cosa lamentable...

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