¿Estados Unidos se convirtió en potencia gracias al cierre de su economía?
El debate sobre el libre comercio y el proteccionismo lleva casi 2 siglos desde su existencia.
En 1776, Adam Smith criticó los argumentos del mercantilismo reinante, y el mundo comenzó a volcarse al libre intercambio de bienes y servicios. Pero tras 240 años de crecimiento económico y mejora en las condiciones de vida, el libre comercio no deja de ser un tema polémico.
Por ejemplo, es muy común escuchar que durante la segunda mitad del Siglo XIX (antes de ser la primera potencia mundial), Estados Unidos tenía una política marcadamente proteccionista, y que el país se desarrolló gracias a ello.
¿Pero qué hay de cierto en esta teoría?
¿Es verdad que Estados Unidos, referente de las fronteras comerciales abiertas, fue proteccionista y creció gracias a esta política?
La respuesta es negativa.
El profesor afirma:
"En la segunda mitad del Siglo XIX, los Estados Unidos experimentaron un rápido crecimiento y emergieron como un poder industrial a nivel global. Durante ese período, también mantuvieron elevadas tarifas aduaneras que dejaron fuera de las fronteras a los productos manufacturados en el exterior".
A pesar de reconocer el contexto proteccionista, Irwin advierte que eso no significa que hayan sido las restricciones comerciales las que generaron el crecimiento económico.
Para el autor, el crecimiento de la economía durante la segunda mitad del Siglo XIX en Estados Unidos fue originado por el aumento en la cantidad de población y la mayor acumulación de capital. NO por los aranceles.
Entre 1870 y 1913, el PBI per cápita de Estados Unidos avanzó 1,8% por año. Mucho más que el 1% de crecimiento de la más liberal Inglaterra. Sin embargo, en Estados Unidos, la población creció 2,1% por año contra 1,2% en Inglaterra; y en Estados Unidos, el stock de capital no residencial avanzó 5,5% anual, mientras que en Inglaterra, solo lo hizo el 1,7%.
La más grande abundancia de capital y recursos humanos lucen como elementos mucho más explicativos del significativo crecimiento económico que las trabas al comercio. A lo sumo, éstas últimas pueden beneficiar a los sectores protegidos; pero no a toda la economía.
Un segundo punto que destaca Irwin es que la acumulación de capital no fue consecuencia del proteccionismo, sino que se dio a pesar de esta política. Los aranceles a las importaciones encarecen los productos extranjeros, y al volverse más caros los bienes necesarios para la producción, pueden haber resultado muy dañinas para la acumulación de capital y el crecimiento.
Uno podría pensar que la sustitución de importaciones impuestas por las trabas al comercio exterior pudieron haber generado una mayor acumulación de capital por la demanda de bienes que generaba en los sectores protegidos. No obstante, a la luz de los datos, esta hipótesis también se cae. De acuerdo a un estudio citado por Irwin, el mayor crecimiento del ratio capital/producto se dio en el sector no transable de la economía; es decir, en aquellos sectores que no compiten con las importaciones (como la vivienda o la construcción de caminos). Además fue en dichos sectores en donde más ha crecido la productividad; muy por encima de la protegida industria manufacturera.
Otra comparación importante que trae el autor es la diferencia entre los Estados Unidos proteccionista de mediados del Siglo XIX y los Estados Unidos más liberales del período 1950-1992, ya que en el año 1950, el arancel promedio para importar había bajado al 10%; y continuó por esta tendencia hasta llegar al 5% en 1992. Durante este segundo período, el PBI per cápita creció más rápidamente que a lo largo de la era proteccionista. Esto se dio fundamentalmente gracias a la mejora en la eficiencia productiva, y no tanto al influjo de grandes cantidades de nueva población. El acceso a bienes importados más baratos provenientes del exterior pudo haber sido determinante en esta mayor eficiencia.
Los defensores del proteccionismo suelen mencionar a los Estados Unidos como un ejemplo paradigmático de cómo las trabas a las importaciones pueden dar lugar a un proceso de crecimiento económico sostenido. De todas maneras, y tal como lo ha demostrado Douglas Irwin, no fue el cierre de la economía al comercio la razón por la cual este país logró convertirse en potencia.
El crecimiento de Estados Unidos en tiempos proteccionistas fue más bajo que en la etapa de bajos aranceles. Y no fue causado por el proteccionismo, sino por el cada vez mayor número de habitantes, la más grande acumulación de capital y el desarrollo de sectores no vinculados a la protección arancelaria.
Los motivos por los cuales es bueno abrirse al mundo exceden la experiencia puntual de un país determinado en un momento del tiempo. Pero es bueno recordar que, ni siquiera en este caso, la tesis proteccionista puede llegar a tener justificación alguna.
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