¿Cuáles fueron hasta ahora los aciertos y desaciertos del gobierno?


Es indudable el mérito de Cambiemos de haber salido del cepo sin una crisis monetaria y cambiaria, haber sacado al país de la vergüenza de uno de los defaults más duraderos de la historia económica mundial, en dejar de estar enemistado con el sector agropecuario, bajar algo las retenciones a las exportaciones a las economías regionales que estaban fundidas, actualizar un poco las tarifas y el tipo de cambio, haber normalizado el INDEC y plantear una relación civilizada y constructiva con el mundo desarrollado.

De esta manera, se confirma que una de las cosas que prevalecen en la ciencia económica es la ciencia dura, porque todas estas medidas conformaron un avance tan importante que encauzó la economía hacia un rebote económico que ha entrado en vigencia a partir de 2017 y se extendió durante dicho año hasta lo que va de los primeros meses de 2018.

Hay que tener en claro que, si bien estos cambios no son gran cosa, marcan una diferencia conceptual muy importante respecto del lugar en el que nos había llevado el delirante Kirchnerismo (no se podía importar un clavo, teníamos menos pobres que Alemania y la Gendarmería en la City para bajar el dólar, entre muchas otras ridiculeces).

Pero aquella normalización, como les gusta decir a los simpatizantes de Cambiemos, sucedió en el primer semestre de 2016 (excepto el ajuste de tarifas, que todavía hoy continúa). Desde ese momento, hace ya dos años que todo ha sido puro marketing, campaña duranbarbista o Populismo de Centro, a diferencia de la suposición errónea de muchos argentinos al encasillar al presidente como un neoliberal ajustador promarket.

Ideológicamente hablando, Mauricio Macri no es liberal por razones como las siguientes:
  • Se les ha entregado 30 mil millones de pesos a los piqueteros, al igual que a los sindicalistas.
  • El programa Precios Cuidados aún continúa, lo mismo que el Ahora 12.
  • En la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta es un derroche de gasto en baratijas e insignificancias, como las cabinas antiestrés del año pasado o la app para mascotas, que no tuvieron nada de éxito.
  • Por su parte, el gobierno nacional aumentó la cantidad de ministerios y secretarías respecto del anterior.
Más que cambiar, parecería ser que Cambiemos se siente cómodo con los desequilibrios heredados del Kirchnerismo (a veces profundizándolos, mientras exista ese margen). Si por el contrario, la tasa de interés estadounidense sube mucho y dificulta el camino, Dios proveerá y/o ya se sabrá a quién echarle la culpa de eventuales complicaciones de la economía.

Los desequilibrios macro son MAYÚSCULOS y deberían ser combatidos cada vez con más urgencia para no continuar hipotecando el futuro, como viene ocurriendo desde hace más de 70 años desde la llegada del Peronismo.

El sector privado sufre la presión impositiva más alta de la historia y del mundo, corregida por su PBI per cápita. De los doce meses que trabajamos los argentinos durante cada año, siete se los entregamos al Estado vía impuestos, y accidentalmente no nos damos cuenta de ello porque nuestra clase política, incluyendo a todos los partidos en general, es tan cobarde que ha llevado la gran mayoría de esos impuestos sobre los bienes que consumimos e invertimos, y no tanto sobre las ganancias generadas con nuestro trabajo.

Al igual que la presión impositiva, el gasto público también es récord mundial: representa el 44% del PBI casi en su totalidad para financiar preventas, clientelismo y transferencias desde los activos y parte de la clase media hacia los pasivos, servicios públicos africanos, un tamaño del Estado elefantiásico y, en el peor de los casos, actos de corrupción como los que se vieron durante los 12 años K, en particular, vinculados con la obra pública. En consecuencia, el déficit fiscal global ronda el 7% del PBI (Dujovne miente de manera descarada con sus números fiscales), esto significa que la deuda pública para financiar ese déficit crece a la misma velocidad y solo se disimula por el atraso cambiario que tenemos. Además la inflación anual es 10 veces más alta que la de cualquier país desarrollado; a diferencia de Argentina, el mundo tiene tan solo un dígito inflacionario.

Para darse una idea del desafío que hay por delante, el gasto público debería bajar como mínimo un 15% del PBI; el déficit fiscal, a cero, y la inflación, al nivel internacional. Ni hablar de la reforma estructural que hay que hacer para desandar el rumbo de nuestra decadencia ya casi secular. Entre otras cuestiones, hay que reprivatizar todo lo que el Kirchnerismo reestatizó, eliminar la coparticipación federal de impuestos, para lo cual habría que volver a reformar la Constitución Nacional, y que las provincias se paguen el gasto propio con los impuestos que se coparticipan como IVA y Ganancias, quitarle a los sindicatos las obras sociales para que los trabajadores paguen menos impuestos al trabajo, ir a una red de hospitales públicos nacionales, ponerle fin a la obligatoriedad que existe (en los hechos) para la cuota sindical, renegociar los convenios colectivos de trabajo, ir a una apertura total del comercio, ya sea firmando acuerdos de libre comercio con todos los países del mundo, u optando por una apertura unilateral como la chilena de mediados de los años 80, y en lugar de proteger con aranceles, que se opte por un tipo de cambio competitivo.

En simples palabras, propongo como solución implementar el proyecto liberal de Juan Bautista Alberdi, que fue el que nos llevó a ser el 5to país con el PBI per cápita más grande del mundo antes de que comenzara el experimento populista encabezado por Perón, y que además de habernos hecho perder más de 50 puestos en ese ranking, nos ha terminado empobreciendo.

No puede ser que no tengamos el coraje de hacer las cosas que hay que hacer para salir de la decadencia. Ni siquiera hace falta compararnos con Singapur, Hong-Kong, Australia o Nueva Zelanda; basta con ver el progreso de Chile ante el estancamiento de Argentina, o el de Paraguay que ya exporta más carne que nosotros.

Si Macri no es un político más, como gustan decir sus seguidores, entonces tendría que dar un fuerte discurso por Cadena Nacional hablando de todo esto; del desastre que heredó de la gestión de Cristina Kirchner y de encarar reformas estructurales en vez de agudizar los desequilibrios con los que se encontró el 10 de Diciembre de 2015. 

Toda otra cosa es pintarnos una realidad que no es tal...

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