¿Por qué llegamos hasta acá?


Si hacemos un análisis de largo plazo y nos preguntamos por qué Argentina termina permanentemente mal, hay una consecuencia de la cual ningún programa económico se escapó cuando entró en crisis:
  • Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
  • Default de la deuda (chico como el de Macri o grande como el de Rodríguez Saá).
  • Controles de cambio.
  • Alta inflación o Hiperinflación.
En estos últimos 50 años, Argentina ha tenido, en promedio, una crisis cada 10 años, y siempre terminó discutiendo estos problemas. En la situación actual, existe un cepo cambiario, la discusión acerca de si se paga o no la deuda, y todavía persiste el riesgo de una hiper.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, Argentina emitió deuda bajo legislación nacional y extranjera para financiar gran parte del déficit fiscal kirchnerista, reemplazando la emisión monetaria y el uso de reservas del BCRA. En 2016, el gobierno actual nos sacó del default luego de haber estado 15 años en esa situación vergonzosa por culpa del Kirchnerismo, acordando rápidamente con los Holdouts. Sin dudas que esto era necesario, pero la verdadera razón por la cual Macri tomó esta decisión fue para obtener acceso al mercado internacional de capitales y así poder endeudarse hasta la maceta.

La emisión de pesos (Kirchnerismo) y deuda externa (Macrismo) generó una alta inflación desde 2007 y problemas para pagar la deuda en la actualidad. Si nos vamos más hacia atrás, ocurrió lo mismo previo al Rodrigazo (emisión), la crisis de Martinez de Hoz (deuda), la hiperinflación de 1989 (emisión) y la crisis de 2001/2002 (deuda). Todas estas crisis han sido a causa del financiamiento del fisco.

En 2018, una suba de la tasa de interés en Estados Unidos provocó que a Argentina se le encareciera el crédito; los mercados le soltaron la mano y en consecuencia, el Dólar se disparó por las nubes: de 20 a 40 pesos entre Abril y Septiembre de ese año. Desde aquel entonces hasta ahora, los mercados de capitales privados se cerraron. En menor tamaño, influyó también el Impuesto a la Renta Financiera sobre las tenencias de LEBACs y la sequía que afectó a las zonas agrícolas del país.

La estrategia que aplicó el Macrismo basada en endeudamiento externo para cubrir el déficit y atrasar el tipo de cambio real había permitido que la economía creciera a partir de fines de 2016 y durante todo 2017, hasta que en el segundo trimestre de 2018 se explotó todo.

En la semana en donde el Dólar saltó a los 40 pesos y ya sin acceso al financiamiento externo, Macri decidió recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI). Luego de aquella devaluación, la inflación se aceleró; en 2017 fue del 25%, y en 2018, alrededor del 50%; el riesgo país trepó a los 800 puntos, cayó la actividad económica, el empleo, aumentó la pobreza, mientras que el gobierno incumplió las metas fiscales acordadas con el FMI.

En 2019, después del triunfo inesperado de Alberto Fernández por 15 puntos en las PASO, el peso volvió a devaluarse: el Dólar saltó de 45 a 60 pesos. Algunos dicen que fue una sobrerreacción de los mercados por el resultado electoral; otros, como el propio Alberto o el economista Martín Redrado, acusaron al gobierno de liberar a propósito el tipo de cambio dejándolo ir a 60 pesos, y también hay quienes creen que en realidad hubo una combinación de ambos factores.

La cuestión es que después de aquella devaluación hubo un correlato inmediato en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de los alimentos, los medicamentos, etc, como siempre ocurre en Argentina al subir el Dólar. La respuesta del gobierno fue tomar medidas parche, como congelar el precio de los combustibles o eliminar el IVA a los alimentos (aún con el costo fiscal que esto implica), y en alguna ocasión, reunirse con Alberto para traer un poco de calma a los mercados. Después de las Elecciones Primarias del 12 de Agosto y previo al anuncio del reperfilamiento y "cepo light" del mismo mes, en tan solo dos semanas se fugaron 10.000 millones de dólares de reservas del BCRA y aumentó masivamente el retiro de depósitos de los bancos; esto ha hecho crecer el temor de un posible corralito en dólares, mientras que el riesgo país, que ya era alto, se ubicó por encima de los 2500 puntos.

Afortunadamente, al día de hoy ya no hay riesgo de un corralito de depósitos como en Diciembre de 2001. Se aprendió de aquella lección y se estableció un sistema financiero donde el retiro de los depósitos de los bancos está controlado. Se irán alrededor de 60 millones de dólares diarios. Sigue, pero NO PONE EN PELIGRO la transición ni el sistema, para el alivio de la gente. Las cifras son muy inferiores respecto de los últimos tres meses. A diferencia de 2001, los bancos le pueden prestar dólares solo a quienes los generan, es decir, a los exportadores.

De todas formas el resto de las incógnitas en materia económica no dejan de ser una excepción. Una de ellas es si el año que viene se volverá a reperfilar el "reperfilamiento" que se anunció a fines de Agosto, unos días antes del "cepo light/mini cepo", en el cual se podían comprar hasta 10 mil dólares por mes, y que un día después de las Elecciones Presidenciales de Octubre se extendió hasta la compra de 200 dólares por mes ("super cepo").

Rebobinando hacia atrás, en la última semana de Agosto, el Ministro de Economía (Hernán Lacunza), había hecho un reperfilamiento de la deuda de muy corto plazo en Letras. Acá se consideró que hubo default selectivo. Incluso, las calificadoras Standard & Poor y Fitch le bajaron la nota a Argentina; esto se debió a que la deuda de corto plazo que se reperfiló consistía en letras que el gobierno tenía a nombre de las personas jurídicas, es decir, empresas privadas. Las Letras son instrumentos financieros: LETES, LECAP, LECER y LELINK. Perdón por los nombres pero no los inventé yo...

Las LETES y LELINK son en dólares; las LECAP y LECER, en pesos. Esa medida motivó el enojo de muchos empresarios que tenían una cantidad de dinero invertida en esas letras por un plazo determinado sabiendo que el interés era muy bueno. Cuando querían recuperarlo y pagar los compromisos (sueldos, mercaderías, etc) se encontraron con que el gobierno se los postergó. Solo se canceló el 15% en la fecha de vencimiento original, pero el 25%, a los 90 días, y el 60% restante, a los 180. En eso consiste la montaña de vencimientos de deuda que debe afrontar Alberto Fernández en sus primeros meses de gobierno. Se respetó el capital y los intereses pero no el plazo, así que tranquilamente podemos considerar esto como un default. Cabe destacar que como muchas empresas tenían invertido allí el capital de trabajo, el reperfilamiento de esa deuda de corto plazo implicó una traba grande para la economía, motivo por el cual la recesión ya existente se había profundizado a partir de aquella semana.

Cuatro días después del reperfilamiento, el 1 de Septiembre, el gobierno anunció el "cepo light". Acá es obvio que se cometió el error de haber procedido al revés, porque no tenía sentido haber defaulteado la deuda emitida en moneda local para desincentivar que los pesos se vayan al Dólar. No era necesario hacer esto si cuatro días después del reperfilamiento iban a implementar los controles de cambio. Graso error.

Para resolver el problema de la pérdida de reservas y el retiro de depósitos de los bancos, el gobierno resignó cualquier medida que no sea un corralito en dólares y/o defaultear los bonos soberanos, por lo tanto, decidió reperfilar la deuda de corto plazo de Letras en dólares y (de manera innecesaria) en pesos; y unos días después, instrumentó el cepo cambiario, ahorrandose los dólares de la deuda que se reperfiló y así poder tranquilizar el mercado cambiario.

También se podía optar por dejar flotar el tipo de cambio como una forma de cuidar las reservas, en lugar de hacerlo vendiendo menos dólares. En Economía, los bienes se regulan por precio y cantidad. Si el gobierno no quiere restringir las cantidades en un contexto de escasez de dólares, es posible que el precio se escape; si no prefiere que esto ocurra (por el impacto en la inflación) entonces hay que tomar medidas en cuanto a la administración de esas cantidades, como se ha hecho hasta ahora: limitar la venta de dólares y evitar que éstos se vayan controlándolos hasta las moneditas.

Por supuesto que todos tenemos en la cabeza la idea del cepo como una simple prohibición a la compra de dólares, pero hay otros controles que también son muy cuestionados. Por ejemplo, aumentar las restricciones a las importaciones de bienes de consumo final, o pedirle a los tenedores extranjeros con los que las empresas tienen deudas en dólares que vengan a cobrar acá ya que no se pueden transferir los dólares al exterior.

Los liberales repudiamos el cepo cambiario porque eso implica cercenar una de las libertades individuales. En este caso, la de ahorrar en la moneda que uno desea. Pero al margen de esta cuestión, que es más que nada conceptual, el cepo es una medida que dentro de un tiempo no se sabe cómo puede evolucionar; de hecho, esto comenzó con un cepo liviano y se endureció más después del 28 de Octubre, y si se mantiene en un contexto de aumento de la emisión monetaria, que es lo que empezó a hacer el gobierno en estos meses y seguramente el entrante ante la falta de acceso al crédito, los riesgos de una crisis cambiaria mayor pueden ir creciendo. Creo que Macri debió asumir la derrota y en lugar de optar por los controles de cambio, tendría que haber dejado flotar y cargarse el costo social, en lugar de hacer campaña pensando en dar vuelta el resultado de las elecciones, algo que incluso se sabía que no iba a pasar. Además con el cepo no ingresa ningún dólar, excepto las pequeñas cantidades que el BCRA compra del superávit comercial generado por la caída de las importaciones por la recesión para recomponer las reservas que se perdieron este año.

Por su parte, Alberto no puede quedarse a vivir con el cepo hasta al final de su gestión, al igual que Cristina Kirchner. En 2011, Cristina contaba con 33.000 millones de dólares de reservas netas en el BCRA y bajos vencimientos de deuda en dólares de corto plazo; eso le permitió administrar las reservas sin tantos inconvenientes durante sus cuatro años de gobierno, a pesar de llegar al 2015 sin reservas netas. Se pagaban bonos de la deuda, locales y emitidos afuera; se les daba algunos dólares a los importadores (pocos), se vendía otra cantidad menor para atesoramiento y evitar que se disparara el Dólar Blue, y se le aplicaba un 35% de recargo a las personas que gastaban dólares con la tarjeta de crédito en el exterior y se consideraba como un adelanto del pago del Impuesto a las Ganancias. Alberto Fernández no puede reeditar esto, porque a diferencia de Cristina, comienza su gestión solo con 10.000 millones de dólares de reservas netas y altísimos vencimientos de deuda en dólares de corto plazo en los primeros cinco meses (14.000 millones). Si no quiere caer en default, tiene que ir a una renegociación rápida de la deuda con los acreedores privados, porque si quiere utilizar las reservas, no solo se las consume en su totalidad sino que encima no le alcanza.

Actualmente, la economía está en terapia intensiva, y todas las medidas que se tomaron desde Agosto hasta ahora comprenden una suerte de coma farmacológico en donde se pone al paciente de manera tal que no reaccione negativamente a la medicación. El riesgo que se corre es que la medicación se convierta en un veneno.

Ahora bien, más allá de la discusión sobre la deuda y por cuánto tiempo se mantienen los controles de cambio, hay que tener en claro que Argentina termina así por hacer las cosas mal previo a la crisis, que tiene su origen en el problema fiscal. Es más, ojo que si en algún tiempo la reestructuración de la deuda sale mal, vamos a tener nuevamente a los Fondos Buitre golpeándonos la puerta. ¡¡¡OTRA VEZ LOS BUITRE!!! ¿¿¿Pero no nos cansamos de lo mismo???

Esperemos que Argentina cambie de verdad, porque si seguimos así nos vamos a repetir una y otra vez como viene ocurriendo desde hace medio siglo; y eso ya no es culpa de Macri y Cristina solamente. Ojalá algún día Argentina abandone la causa por la que no puede salir adelante, que es el Estado megadeficitario, el verso de la justicia social, el estatismo y el proteccionismo industrial, y se vuelque sobre ideas más liberales en una economía abierta al comercio con una mínima intervención estatal, ya que en el mundo estas ideas no se discuten y se suelen aplicar en el 80% de los 194 países que hay en el planeta; pero es demasiado complicado que se pueda establecer un cambio cultural en una sociedad como la nuestra, que en general piensa con los pies y no con la cabeza.

Por ejemplo, es muy loco que en 2015 la sociedad haya usado a Macri para sacarse de encima al Kirchnerismo, y en 2019 use al Kirchnerismo para sacarse de encima a Macri. Hemos dado un giro de 360 grados en cuatro años. A esta altura, todo lo que nos está pasando habla mucho peor de nosotros como sociedad que de Macri, Cristina, Menem, Alfonsín, Duhalde, etc. Dentro de la clase política, también son increíbles las locuras que se suelen hacer con el manejo de la economía.

EN TAN SOLO CUATRO AÑOS, EL MISMO GOBIERNO QUE TE SACA DEL CEPO TE METE EN EL CEPO. EL MISMO GOBIERNO QUE TE SACA DEL DEFAULT TE METE EN DEFAULT. 

¿SE DAN CUENTA QUE ESTAMOS CADA VEZ MÁS CHIFLADOS?

En fin, al menos yo personalmente trato de aportar un poco de sentido común a la discusión de la política económica.

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