Ellos defecan agua bendita


Aparentemente, todos aquellos que abrazan el discurso de índole progresista se caracterizan por defecar agua bendita. 

Ellos son impolutos, puros, inmaculados, impecables, irreprochables, y hasta han decretado ser la fiscalía de la moral universal. 

Ellos están ahí para señalar con el dedo inquisidor a todo aquel que cuestione, por ejemplo, los huecos de la Ley de Identidad de Género, sin importar que se hayan reído hasta hace muy poco tiempo de Zulma Lobato, un personaje que era televisado para que mi generación se burlara de su condición de travesti y el hecho de que fuera tan pobre que vivía en una cochera y hacía sus necesidades en una palangana. No importa que se hayan reído de los ataques psiquiátricos al travesti pordiosero durante años, porque ellos son incuestionables e inmaculados. Ellos defecan agua bendita... 

Entonces, pueden juzgarme cuando yo cuestiono que las leyes de género hayan logrado poner a un violador en una cárcel de mujeres, dejar en libertad a un marido golpeador o permitir que un hombre de 60 años estafe a los contribuyentes. Porque a ellos no se les puede criticar nada. Ellos defecan agua bendita... 

No importa que una actriz cuyas confesiones llevaran su nombre a convertirse en el código de una pizzería que vendía drogas sea quien decrete cómo debe actuar la sociedad. Nosotros nos vemos obligados a escucharla; y aquel que cuestione a ella y su colectivo será señalado con el dedo inquisidor, aún si esta mujer confesó abiertamente echar humo de marihuana en la cara de su hijo recién nacido para que éste se riera. No somos dignos de cuestionarla, porque ella es impoluta. Ella defeca agua bendita... 

De hecho, hablando de actores y actrices, no importa que la elite hollywoodense se haya cansado de protagonizar escándalos relacionados con el sexo, las infidelidades, los abusos y las drogas. Si ellos se ponen un pin en el saco y nos dicen cómo debemos vivir nuestras vidas, entonces debemos escucharlos, porque ellos son impolutos. Ellos defecan agua bendita... 

Ellos están ahí, listos y preparados. Con su dedito inquisidor para acusar de homófobo a todo aquel que no comulgue con los ideales izquierdistas. Y no importa que la Izquierda se haya CANSADO DE TORTURAR Y MASACRAR HISTÓRICAMENTE A LOS HOMOSEXUALES EN GULAGS Y CAMPOS DE CONCENTRACIÓN. Ellos sí pueden salir con la bandera de Ernesto "Che" Guevara y reivindicar dichas dictaduras homófobas porque son impolutos. Ellos defecan agua bendita... 

Y están ahí, con su fiscalía de la moral, para acusar de misógino a todo aquel que no adhiera a los discursos izquierdistas. No importa que en la Bulgaria Comunista se hayan CANSADO DE TORTURAR Y FUSILAR A TODAS AQUELLAS MUJERES que cometieran el "crimen de vestirse provocativamente", escuchar música imperialista o querer divorciarse. Te señalarán con el dedo de todas formas, porque ellos defecan agua bendita... 

La progresía estadounidense señala con el dedo inquisidor a los republicanos mientras ensalza hoy las banderas de Black Lives Matter. No importa que haya sido EL MISMO PARTIDO al que ellos votan aquel que se ha opuesto históricamente a los derechos de las personas negras. No importa que haya sido el Partido Demócrata, el que está compuesto por las caritas lindas (como la de Bernie Sanders, Hillary Clinton y Barack Obama) el que fundó el Ku Klux Klan, y tampoco importa que el Partido Republicano se haya formado JUSTAMENTE para ponerle fin a la esclavitud. Los hechos no importan. Lo que importa es que ellos se sientan impolutos e irreprochables, porque ellos defecan agua bendita... 

No importa que los presentadores más MISÓGINOS de la televisión argentina hayan hecho ABIERTAMENTE un culto de la cosificación de la mujer y el "casting sábana", porque ellos hoy se ponen un pañuelo verde alrededor de su cuello y sus muñecas, y abrazan el discurso que mágicamente los convierte en impolutos y los hace defecar agua bendita... 

Tampoco importa que cierto panelista de la televisión argentina haya sido la voz emblema de un ciclo televisivo que se burlaba de la gente fea, las personas transexuales y la comunidad homosexual. Si él abraza hoy el discurso de la progresía y dice apoyar a la comunidad que se encargó de ridiculizar, hemos de creerle y permitir que nos señale con su dedo inquisidor. ¡Porque claro, él es impoluto! ¡Él defeca agua bendita!

No importa que la inmensa mayoría de sus "ALIADES FEMINISTAS" tengan denuncias comprobables por violencia doméstica y abuso sexual. Si ellos señalan con el dedo acusador a quienes cuestionamos el Feminismo de Cuarta Ola, hemos de darle la razón, porque ellos son impolutos. Ellos defecan agua bendita.

No importa que incluso las propias feministas modernas, que acusan a todo hombre normal de ser un potencial violador, HAYAN ENCUBIERTO UNA VIOLACIÓN que tuvo lugar en el Colegio Nacional Buenos Aires con el fin de no manchar una protesta (según sus palabras), porque ellas son inmaculadas. Ellas defecan agua bendita... 

No importa que sean cobardes y violentos, apuñalen al candidato del polo opuesto, escupan y golpeen a los intelectuales disidentes, censuren a los oradores de derecha, busquen ampararse en el poder del Estado para perseguir a quien tenga otras ideas, sean contradictorios, carezcan de argumentos, y solo puedan escupir mentiras, calumnias y falacias, destruyan todo lo que haya a su paso en toda manifestación habida y por haber, lancen bombas molotov hacia otros seres humanos, azoten a quien lleve una pañoleta de otro color, o reivindiquen a genocidas y dictadores. NADA, ABSOLUTAMENTE NADA DE ESO IMPORTA. Porque ellos defecan agua bendita... 

Y como defecan agua bendita, decretaron ser la fiscalía moral del universo.

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