¿Por qué la inflación es un fenómeno monetario?


La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario.

Hay varias formas de demostrar por qué esto es así en cualquier economía moderna, ya sea a través de fundamentos teóricos o empíricos.

Una de ellas puede ser poniendo como ejemplo el mercado de las manzanas. Cuando en dicho mercado sobran manzanas, el precio de la manzana cae. A la inversa, si hubiera mucha más gente que quiere comprar manzanas respecto de la oferta que hay, el precio de la manzana subiría. 

Asimismo, si hay exceso de oferta de un determinado bien, el precio de éste baja; y si hay exceso de demanda, el precio sube. 

Al dinero hay que pensarlo de la misma manera. Si la cantidad de dinero que circula en la economía es mayor que la demandada (que es el dinero que la gente quiere tener), entonces el precio del dinero va a caer porque hay exceso de dinero. Y la manera de interpretar esto es por una suba del promedio de los precios de todos los bienes y servicios de la economía. Al caer el precio del dinero, la inflación va a subir.

Para que quede aún más claro, voy a tratar de que esto se entienda poniendo un par de ejemplos muy populares.

Supongamos que yo tengo una barra de chocolate:


Si la divido por la mitad, tendré 2 partes. 

Pero en cada una de ellas, habrá menos cantidad de chocolate.


Si la divido en 4, obtendré 4 partes. 

Pero con aún menos cantidad de chocolate.


Y si la divido en 1.252.874.256, voy a tener dicha cantidad de partes.

Pero la cantidad de cada una de éstas va a ser PAUPÉRRIMA.


Con el dinero ocurre exactamente lo mismo, ya que el papel moneda se inventó con la finalidad de representar el valor del dinero. Es un objeto fácil de llevar, liviano y canjeable por cualquier producto.

Si el valor por el cual está representada esa cantidad de dinero nunca varía, entonces el aumento de la cantidad de billetes hace que dicho valor sea representado por más cantidad de papel. En efecto, termina pasando lo mismo que con el ejemplo de la barra de chocolate. A medida que uno la va dividiendo y haciendo más barritas, cada una de ellas pierde valor. En relación al dinero, esto es equivalente a decir que el dinero se devalúa. Y como todas las empresas de la economía no pueden incrementar la producción de bienes y servicios al ritmo de la cantidad de dinero, tienen que subir inevitablemente los precios.

Volviendo al ejemplo de las manzanas, si en una economía existen solamente 5 manzanas y 5 pesos, se podrá comprar solo una manzana con un peso.


Ahora bien, si el gobierno duplica la cantidad de billetes mientras que la cosecha de manzanas sigue siendo la misma (no aumenta la oferta de este producto), el precio de la manzana subirá a 2 pesos.

Lo ideal sería que los productores comiencen a vender el doble de manzanas; pero como éstos no están en condiciones de competir con semejante cantidad de billetes circulando en la economía, se ven obligados a aumentar el precio de la manzana.


Antes, con un peso se podía comprar una manzana. Pero ahora, se puede comprar la mitad.



En una economía, los precios suben porque baja el valor del dinero frente a una excesiva emisión de billetes, mientras que la inflación se refleja en la pérdida del poder adquisitivo.

Al desatarse el proceso inflacionario, las autoridades gubernamentales empiezan a preocuparse. Por eso es que recurren a medidas típicamente intervencionistas; como los controles de precios, congelamiento de precios, presiones a los comerciantes y productores, restricciones cambiarias (como en Argentina) y retenciones o prohibiciones a las exportaciones. Pero simultáneamente, se sigue alimentando al monstruo con nuevas dosis de emisión monetaria. 

En el ejemplo de la manzana, uno podría pensar que los controles de precios son una buena estrategia porque mantienen el precio de cada manzana a un peso, mientras que el demandante puede seguir gastando lo mismo al comprar una. Pero como la cantidad de dinero se duplicó y ahora hay 10 pesos en circulación en vez de 5, se presenta un problema, ya que al haber 5 manzanas y 10 pesos (en tanto que los controles de precios le impiden a los productores vender la manzana a 2 pesos), disminuye la oferta de manzanas ante el incremento de la demanda de este producto barato, estimulada por la emisión monetaria. También se destruye la rentabilidad de los productores. La consecuencia es la escasez y el desabastecimiento. Por esta razón es que, paradójicamente, los precios de los bienes que están controlados en la economía terminan aumentando más que el resto.

Esto fue lo que pasó en Argentina durante el gobierno kirchnerista, cuando se intentó controlar el precio de la carne a través de retenciones y congelamiento de precios. En un principio, la demanda de carne creció notablemente. Pero a causa de estas medidas, cayó fuertemente el stock ganadero; y como eso implicó menos oferta de carne, el precio de este bien se fue por las nubes. El efecto boomerang de estas políticas es sin dudas inevitable.

Hay un libro que se llama "4.000 años de controles de precios y salarios", de Robert Schuettinger y Eamonn Butlerque, que explica que desde el 2830 a. C., en la Quinta Dinastía de Egipto, los sumerios, babilónicos, griegos y romanos empezaron a probar con este remedio mediante el Edicto de Precios Máximos, también llamado Edicto de Diocleciano; y siempre falló. Mostrando una infinidad de intentos de este tipo que han fracasado, el libro concluye que no existe un solo caso en la historia en el que el control de precios haya detenido la inflación o superado el problema de la escasez de productos. No hay manera de que un control de precios funcione exitosamente, porque nadie tiene los elementos para hacer ese cálculo.

En cualquier manual de Economía, el concepto de inflación aparece siempre en las páginas de Macroeconomía. No se corresponde con un problema microeconómico, que habla acerca del precio del pan o el de la leche. La inflación, que se conoce como un aumento generalizado de precios sostenido en el tiempo, pertenece a un asunto macroeconómico; y es un error grosero pretender resolver un problema de esta índole combatiendo supermercados, almacenes, etc. Una variable macro, como lo es la inflación, no debe atacarse con herramientas micro.

¿Y por qué el gobierno emite billetes?

Porque el gasto público del Estado es mayor que los impuestos que recauda. Esta diferencia se conoce como déficit fiscal. Se puede financiar de 2 maneras posibles: deuda pública (interna o externa) o emisión monetaria. 

El dinero que imprime el Banco Central de un determinado país se lo da al gobierno, quien se encarga de cubrir el déficit fiscal; por ejemplo, realizando obra pública, comprando bienes y servicios, pagando salarios estatales, jubilaciones, subsidios económicos, o gastos varios.

Cuando el gobierno recurre a esta estrategia, es habitual hacer uso del término impuesto inflacionario; porque se lo considera como una forma indirecta de quitarle recursos a los ciudadanos para que el gobierno los gaste a su antojo; y no precisamente a través de un impuesto votado en el Congreso, sino mediante el incremento de la oferta monetaria de manera artificial.

¿Y por qué hay países que emiten dinero y no tienen inflación, como Estados Unidos, Canadá o Inglaterra?

Es fundamental saber que cuando los economistas dicen que la inflación es un fenómeno monetario, no se están refiriendo específicamente a la emisión monetaria, sino a que la inflación ocurre cuando la oferta de dinero supera a la demanda de dinero. Otro factor a considerar, y que también tiene que ver con la cuestión monetaria, es la velocidad de circulación del dinero; es decir, la frecuencia con la cual se destinan las unidades monetarias a cada bien de la economía. Cuanto más alta sea, más rápido se acelera la tasa de inflación. A su vez, la base monetaria es la composición de todo el dinero legal en circulación y las reservas bancarias (depósitos de los bancos comerciales).

En cuanto a los países como Estados Unidos, Canadá, o los europeos, nos referimos a economías que tienen demanda de dinero por lo que se emite. De hecho, el dólar estadounidense es la moneda más demandada a nivel mundial. Y desde luego que si analizamos esto en monedas como el peso argentino o el bolívar venezolano, veremos que hay mucha más oferta de dinero respecto de la cantidad demandada. Incluso en el caso de Estados Unidos, cuando se produjo la crisis de las hipotecas subprime en 2008, la gente se asustó tanto que demandó instrumentos emitidos por el sector público, como dólares o bonos. Por ende, la Junta de la Reserva Federal tuvo que triplicar la cantidad de dinero para satisfacer semejante demanda monetaria.

De todas maneras, en 2020, Estados Unidos ha emitido demás debido a la pandemia (aumentaron el déficit fiscal); y ahora están empezando a verse los efectos de la brutal emisión; no solo en los precios sino también en la suba de las criptomonedas. La inflación anual prevista en este país es mayor al doble de la normal.

En cambio, en Argentina, entre mediados de 2018 y 2019 (hasta las Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), el Banco Central de la República Argentina no emitió un solo peso para comprarle al gobierno de Mauricio Macri la deuda pública que colocaba para financiar el déficit fiscal. Como recordarán, la promesa de no emitir formaba parte del acuerdo que Macri firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI); y sin embargo, hubo una inflación anual del 55% y 50% en ambos años. Pero tal como lo acabo de decir, todo depende de la relación entre la demanda y la oferta monetaria. En Argentina, la caída de la demanda de dinero puede reflejarse en la huida del peso y el refugio de los ahorros de los argentinos en el dólar; por lo tanto, y a pesar de que el BCRA no aumentaba la oferta de pesos en aquel entonces, la demanda siguió derrumbándose. Esto es algo lógico si tenemos en cuenta la incertidumbre que generan las malas políticas económicas que se llevan a cabo en Argentina. Y las del gobierno de Macri no fueron la excepción. 

El exceso de oferta monetaria puede surgir por 3 posibles razones: 

1) Crece la oferta monetaria por encima de la demanda monetaria.
 
2) Cae la demanda monetaria respecto de la oferta monetaria.

3) Una conjunción de ambos factores.

¿Pero entonces es mentira que la inflación sube por el Dólar?

Se suele decir que en Argentina, el Dólar es el que determina los precios, o que este es el principal causante de la inflación. Pero ese es un diagnóstico errado. 

En realidad, la suba del Dólar es la CONSECUENCIA de los desastres fiscales y monetarios. Cuando aparece el exceso de oferta de dinero, el poder de compra disminuye, con lo cual los precios expresados en unidades monetarias se disparan hacia arriba. Y el Dólar sube primero porque es un activo financiero. Luego, ocurre lo que el argentino promedio ya sabe: detrás del Dólar, aumentan los precios. Los primeros son los de aquellos productos que son susceptibles de exportación; o sea, alimentos: pan, harina, trigo, carne, soja, etc. También sucede lo mismo con los bienes que contienen insumos importados, ya que los fabricantes necesitan más pesos para obtener los dólares que les permiten importar dichos insumos. 

En definitiva, lo que hace el Dólar es anticipar el salto inflacionario; pero no es la causa de origen de la inflación.

¿Y qué se puede decir sobre la cadena de intermediación?

Otro error muy común es el que consiste en atribuirle la causa de la inflación a la cadena de intermediación, que comienza desde que el fabricante tiene el producto ya elaborado hasta que llega a las manos del cliente final, pasando por el mayorista, el minorista y el distribuidor.

Por ejemplo, si el tambero vende el litro de leche a 20 pesos, termina volviéndose un problema que el precio de éste sea de 100 una vez que llega al supermercado.

Pero la intermediación en el precio de los alimentos no explica el fenómeno inflacionario, sino el motivo por el cual las cosas son CARAS para el cliente final. La cadena de intermediación no tiene nada que ver con la variación de los precios, sino con el alto nivel en el que se mantienen los mismos. 

¿Hay evidencia empírica de que la inflación es un fenómeno monetario?

Sí. Por poner algunos ejemplos, en Argentina, entre los años 2007 y 2015, la inflación fue del 517% y la base monetaria creció el 530%. 

Entre 1942 y 2015 (exceptuando los años de la convertibilidad), la inflación anual promedio de Argentina fue del 170%; y la expansión monetaria en ese mismo período fue del 175% anual promedio.

Estos datos son de la consultora Economía & Regiones.

Por su parte, Argentina tuvo pequeñísimas etapas de inflación baja que conviene analizar con cuidado, ya que algo nos enseñan; al igual que las épocas de crecimiento económico. Me refiero al gobierno de Carlos Menem en los 90 y el de Néstor Kirchner en 2003-2007. Si hay algo que estuvo presente en ambos períodos, fue un Estado que no necesitaba contar con el Banco Central para emitir. Pero no solo había un control de la cantidad de dinero, sino que además existía la demanda monetaria (porque el país crecía y era creíble). Poniéndole números, la inflación de 2003 fue de 3,7% ANUAL, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Otro comportamiento interesante es el que puede apreciarse en el coeficiente de correlación entre el aumento de la pizza grande de muzzarella de la pizzería Ugi's (un producto popular argentino) y la base monetaria; desde Enero de 2001 hasta Enero de 2020. La cifra porcentual es de un increíble 98,1%:


Acá tenemos otra demostración. Esta vez, observando lo que ocurrió entre Diciembre de 2001 y Marzo de 2021 con el crecimiento de la base monetaria y la inflación; del 5.000% aproximadamente. La fuente es el BCRA:


Y en este gráfico, aparece una situación idéntica, pero entre Octubre de 2010 y Abril de 2021:


Otro ejemplo puede ser el que ocurrió en Japón en los años 70. Allí, la inflación creció significativamente en los primeros 2 años de esa década (al igual que la emisión monetaria); mientras que en los años siguientes, el gobierno japonés decidió frenar el crecimiento de la base monetaria, motivo por el cual la economía empezó a estabilizarse.

También es importante aclarar que los efectos de la política monetaria sobre los precios NO son inmediatos. Cuando la cantidad de dinero crece (por encima de la demanda monetaria), el aumento en los precios aparece entre 12 y 18 meses después. Y cuando se decide mantener controlado el crecimiento monetario, la inflación se detiene una vez que transcurrió el mismo período de tiempo ya mencionado. Será muy tarde o muy temprano dependiendo del curso de la demanda monetaria.

¿Pero la inflación es necesariamente mala?

Hay un consenso entre el Comité Federal de Mercado Abierto y el Banco Central Europeo (BCE), en el que se determinó que una inflación anual del 2% puede mantener la estabilidad de los precios en una economía. Igualmente, esto poco y nada tiene que ver con la inflación alta o la hiperinflación, que es la que sufrió Argentina a fines de los 80 y comenzó a desatarse en Venezuela en estos últimos 5 años; por haber emitido dinero de forma totalmente descontrolada.

Conclusión:

La inflación es consecuencia de la emisión; y ésta es causada por el déficit fiscal, que es el resultado del exceso de gasto público sobre los ingresos tributarios. Para alcanzar la estabilidad de precios en la economía argentina, es indispensable que el gobierno de turno no utilice el peso como base del impuesto inflacionario.

En el resto del mundo, la discusión acerca del fenómeno monetario que es la inflación ha quedado sepultada desde fines de los 70. Argentina es uno de los pocos países en donde se sigue discutiendo si este planteo es verdadero o no, mientras que muchos economistas consideran la inflación como un fenómeno "multicausal". 

Cabe destacar que Milton Friedman, el economista fundador de la Escuela de Economía de Chicago, fue quien elaboró la teoría monetarista de la inflación, y ha sido galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1976 por su ENORME contribución a la ciencia económica. Aún así, en nuestro país, la sociedad todavía no entiende por qué existe el proceso inflacionario. En gran medida, el motivo responde a que la clase política le vende a la sociedad un discurso errado; y ésta última lo compra.

Para cerrar, y por si no entendieron los argumentos que les proporcioné, me gustaría hacer con ustedes el siguiente planteo:

Si la inflación no es un fenómeno monetario, entonces sugiero que alguien me explique por qué no puede haber inflación en una economía de trueque...

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