¿Por qué nadie habla del crimen de Lucio?


Todos los medios están hablando de la nueva canción de Shakira.

No decimos si musicalmente es buena o mala. 

De lo que hablamos es de cómo le canta a su exmarido, Gerard Piqué, un malvado hombre que la engañó y la dejó por una mujer mucho más joven, porque supuestamente, los hombres somos malos, tóxicos, violentos, etc.

Shakira también le hizo esto a Antonio De la Rua. Pero como ella es mujer, nunca será victimaria, sino víctima...

Con la nueva canción de Shakira, y tal como viene ocurriendo desde el año 2015, se vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre cuán malos somos los hombres y cuánto sufren las pobres mujeres por nuestra culpa.

Esto mismo hizo la editora de género de Clarín, Marina Abiuso, al escribir un artículo sobre el derecho al despecho del que debe gozar una feminista como Shakira.

Así es cómo se expresaba la editora de género feminista pañuelo verde, mientras hacía silencio sobre la sentencia que se estaba por dictaminar por el asesinato de Lucio Dupuy, un chico de apenas cinco añitos de edad.

Dupuy fue torturado, violado, mutilado y asesinado por su madre y su madrastra. Se trata de una pareja de dos mujeres militantes feministas y abortistas (como Abiuso), que reconocieron haber torturado y asesinado a su hijito porque les molestaba que fuera varón.

Este es un caso muy incómodo para la agenda política que se nos intenta imponer hoy, porque LA DESMONTA. Y por eso es que las editoras de género, como Marina Abiuso, lo tapan.

Entonces, hablan de cualquier otra estupidez con tal de no tocar el tema; como la canción de Shakira o el "derecho al despecho".

El asesinato de Lucio Dupuy no solo desmonta el relato feminista que nos quieren vender hoy, sino que desnuda todas las falencias de un sistema preso de dicho relato, ya que el padre y el abuelo de Lucio habían denunciado mil veces ante la policía que el chico sufría todo tipo de abusos.

Pero como los que estaban haciendo estas denuncias eran hombres, no había que escucharlos. La tenencia tenía que seguir siendo de la madre y su novia; total, una pareja homoparental jamás dañaría a su hijo. Menos si está compuesta por mujeres, ya que la violencia es un factor exclusivo del hombre heterosexual cisgénero y su masculinidad tóxica.

Además de desmentir el relato y desnudar las fallas del sistema, el asesinato de Lucio nos hace pensar en cuál es el verdadero discurso de odio.

Porque hoy se le llama "discurso de odio" a decir que los hombres tienen pene y las mujeres tienen vagina; así como antes se le llamaba "blasfemia" a decir que el Sol no gira alrededor de la Tierra.

Pero en realidad, el auténtico discurso de odio, que quizás terminó de convencer a estas dos asesinas de que matar a su hijito sería una buena idea, es el que se ha estado instalando en los últimos años, y que hemos visto en tantas, pero en tantas manifestaciones.

Me refiero al discurso misándrico.





Asimismo, el día en el que mataron al macho, al hombre, al varón, llegó.

Y eso fue lo que le pasó a Lucio, por más que Marina Abiuso haga oídos sordos al grito de este niñito asesinado.

Por supuesto que yo no voy a responsabilizar a una narrativa violenta de lo que estas dos criminales hicieron. Pero sí voy a advertir el silencio atronador de los medios de comunicación respecto del tema; porque no es un silencio casual, sino intencional, ya que lo produce la perspectiva de género con la que trabajan hoy los medios, y a la cual yo la llamaría supremacismo, dado que se busca imponer una narrativa en la que la mujer es incapaz de ser violenta, mientras que el hombre lo es inherente e indefectiblemente, debido a su masculinidad. O sea, por su mera naturaleza y por el mero hecho de ser varón. Por ende, se supone que el hombre debe deconstruirse (un neologismo pintoresco para hablar de destrucción).

Es más, a esto no solo lo llamo supremacismo. También lo llamo censura.

Porque para instalar y sostener estas ideas supremacistas, hay que ocultar casos como el de Lucio Dupuy o Renzo Godoy, que fue torturado y asesinado por su madre. Lo mismo puedo decir sobre aquella chica salteña, que salvó su vida de milagro luego de ser torturada y desfigurada por su madre. Estoy haciendo referencia a tres casos idénticos.

La violencia no tiene género.

Están callando lo que todo el mundo ya sabe. 

Y para cerrar, les digo lo siguiente:

Bienvenidos a la era de las plataformas de Internet y los medios digitales.

A partir de ahora, no van a poder.

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