Percepción de género


En la actualidad, decir correctamente el género de una persona en lugar de someterse a su autopercepción va en contra de las normas comunitarias de varias plataformas digitales y redes sociales. 

Esta "mala conducta" se denomina "misgendering"; y puede provocar que te retiren o desmoneticen tu contenido de determinados sitios web.

Por su parte, la celebridad de Internet llamada Dylan Mulvaney, que es una chica transgénero que se ha convertido en la cara de varios productos de higiene femenino, afirmó que debería ser ilegal que no la reconocieran como mujer, y que quienes nos percatemos de su sexo biológico deberíamos ser condenados a prisión.

Es por eso que me di cuenta de que no estamos frente a teorías o ante un debate ideológico, sino ante un dogma.

Paso a explicar por qué:

Las teorías de género, que no son más que un conjunto de creencias supersticiosas, nos "enseñan" y adoctrinan para creer que el género de las personas no tiene nada que ver con su sexo biológico, y que es un asunto meramente identitario; o sea, que tiene que ver con la autopercepción. Esta es la palabra clave.

No obstante, el hecho de que el género de las personas se base netamente en una cuestión de percepción es lo que tira por la borda todas las normas que se nos están imponiendo para referirnos a las personas que se autoperciben de determinado género; porque si realmente todo se resume en una cuestión de percepción, entonces yo no tengo por qué percibir lo mismo que otro individuo (en cuanto a su identidad de género). 

Que se me obligue a mí a tener la percepción de otra persona va contra la propia definición de percepción.

En su definición, la percepción es el primer conocimiento de una cosa por medio de las impresiones que comunican los sentidos.

Según la Real Academia Española (RAE), la percepción es la sensación interior, que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales.

Asimismo, mi pregunta es:

¿Cómo se puede forzar la sensación interior de una persona para convertirla en la sensación interior de otra?

Esto va contra el propio sentido de lo que es la autopercepción. No solo eso. También va contra la naturaleza.

El argumento de la percepción, como fin para justificar y fundamentar la forma en la que debemos referirnos y comportarnos con determinadas personas, es una farsa en sí mismo.

Por ejemplo, yo no te puedo obligar a vos a que percibas lo mismo que yo. De la misma forma que yo no puedo obligar a un ciego a que vea, o a que no desarrolle sus otros sentidos. 

Cada uno percibe las cosas de distinta forma. Esa es la gracia de la percepción.

Si vamos a fundamentar nuestra conducta en la percepción, entonces bajo ningún punto de vista estaría moralmente mal que yo me refiera a una mujer transexual como a un hombre; porque así la percibo.

Ahora bien, que yo esté diciendo esto, argumentándolo y sustentándolo con detalle, puede valerme una causa judicial o una intimación del Instituto Nacional contra la Xenofobia, la Discriminación y el Racismo (INADI); por lo que no estamos ante una cuestión de debate ideológico, un descubrimiento de las ciencias sociales o una revolución de la libertad sexual. Estamos ante un dogma, una doctrina, un nuevo sistema de creencias supersticiosas por el que podemos sufrir persecución y hasta condenas si no nos subordinamos a él.

Hoy, ciertas plataformas le llaman "mala conducta" a reconocer el sexo biológico de una persona trans basándose en la evidencia observable.

Para cerrar, y hablando de mala conducta, yo les voy a contar una historia:

Hace muchos años, vivió en este mundo un astrónomo muy inteligente, capaz y talentoso. También era inventor. Entre otras cosas, inventó nada más ni nada menos que el telescopio.

Un día, este astrónomo se dio cuenta de que la cosmovisión instalada por aquella época estaba errada o era un engaño. Por este motivo, decidió cuestionarla; con argumentos, estudios, y basándose en el conocimiento científico.

En aquel momento, y basándose netamente en teorías, las autoridades habían establecido que todo giraba alrededor de la Tierra. Esto se llama geocentrismo.

El astrónomo, sensato y con fundamentos, demostró que el planteo era equivocado. Y al presentar evidencia y sustentar su postura en lo observable y el conocimiento, logró llevar esta verdad a mucha gente, lo cual no le gustó nada a las autoridades geocentristas.

Al principio, los ataques eran pequeños. Algunas agitaciones, intentos de censura, o quizás una riña aislada. Pero después, los ataques se volvieron más violentos. Este astrónomo comenzó a recibir injurias, calumnias, agresiones físicas, panfletos difamatorios, y hasta se lo empezó a perseguir judicialmente.

En el medio, este astrónomo, enfrentándose a todo esto, termina pagando el costo con su salud. Sin embargo, él decide seguir estudiando, pensando, cuestionando e investigando; hasta que finalmente, lo condenan.

El astrónomo es condenado por el Santo Oficio (que era la autoridad que imponía sus creencias), por el "crimen" de burlarse de las teorías geocentristas. La Inquisición lo acusaba de reproducir un discurso herético; algo así como lo que hoy sería un discurso de odio, pero de aquella época.

Con la salud deteriorada, se lo sometió a fuertes y largos interrogatorios, se lo obligó a "confesar su crimen"; y se lo condenó. Por supuesto que el texto de su condena fue difundido por todos lados como forma de escarmentar a cualquier otra persona que quisiera cuestionar lo establecido basándose en conocimientos y argumentos.

El astrónomo pasó los últimos años de su vida confinado POR HABER DICHO LA VERDAD, y por haberla sabido argumentar. Murió a los 77 años de edad.

A la autoridad nunca le importó la verdad. Le importaba que no se cuestionaran sus teorías.

La historia que les acabo de contar es la de Galileo Galilei. Hoy, es un reconocidísimo referente de la Astronomía, la Filosofía y la Física. Incluso el planetario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lleva su nombre como forma de homenaje. Esto significa que en algún momento, todos como sociedad entendimos que lo que hizo Galileo Galilei era lo correcto; y que los teóricos, ideólogos, y las autoridades que lo persiguieron eran los equivocados y los villanos de la historia.

Yo les pido que volvamos a entender eso.

Las teorías, las creencias y las percepciones no pueden estar por encima de la realidad observable y el conocimiento.

No se nos puede obligar a creer en cosas que no son ciertas. Es muy peligroso. 

Ya pasó en la historia, tal como acabo de contar.

Y no puede volver a pasar.

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