¿Por qué hay que votar a los liberales?
Fracasa el Kirchnerismo, gana Cambiemos.
Fracasa Cambiemos, gana el Kirchnerismo.
Y como ahora está fracasando el Kirchnerismo, Cambiemos agita la bandera diciendo que es la segunda alternativa.
En todo caso, somos aquellos que representamos al Liberalismo quienes deberíamos ocupar dicho lugar, porque nuestra gran diferencia respecto a Cambiemos, es que desde nuestro partido sí se plantean realmente los cambios que hay que introducir (pagando los costos que haya que pagar en términos políticos) para poner al país a crecer sostenidamente en el tiempo, dado que esta es la única manera posible de combatir la pobreza.
No puede ser que con 6 millones de argentinos trabajando en negro, de forma precarizada y sin ningún derecho social, no se ponga sobre la mesa la propuesta de modificar las leyes laborales.
No puede ser que con ciudadanos que son verdaderos siervos impositivos, no estemos hablando acerca de una NECESARIA y DRÁSTICA reducción del tamaño del Estado, para eliminar el déficit fiscal y permitirle a los argentinos disfrutar de sus ingresos, ya sea gastándolo o invirtiéndolo en donde ellos prefieran.
No puede ser que en mi país, que es tan maravilloso en cuanto a la cantidad de sectores que tiene para explotar, y gracias a eso venderle un montón de productos al mundo, sigamos enamorados de la estrategia equivocada de la sustitución de importaciones, aún luego de 80 años de decadencia, en donde han pasado gobiernos de distintos signos políticos, democráticos y antidemocráticos. Mientras tanto, dudamos de que la minería, el agro, la energía, la citricultura, la vitivinicultura, y todas las economías regionales sean el verdadero futuro de nuestro país. Es como si literalmente estuviéramos sentados arriba de una mina de oro y no supiéramos aprovecharla. Hasta Japón, que es una roca situada en medio del océano, obtuvo grandes resultados aplicando estas recetas. Nosotros en cambio preferimos cerrarnos al mundo y pagar por un pedazo de algodón tres veces más lo que vale en el exterior.
Esas son las tres reformas claves que debemos implementar: la apertura de la economía al comercio internacional, una profunda disminución del tamaño del Estado acompañada por una fuerte eliminación/baja de impuestos, y una flexibilización laboral.
Por otra parte, es necesaria una reforma que va por fuera de la política, donde se le permita a un policía utilizar su arma reglamentaria en defensa de un delincuente, protegiendo así al inocente. Hoy esto no ocurre por miedo a que la sociedad lo crucifique por la triste doctrina Zaffaroni. También hay que bajar la edad de imputabilidad, porque no puede ser que si un chico de 14 años viola a una nena de 8, como sucedió hace poco, el violador no vaya preso de por vida.
Si queremos cambiar de verdad a este país en vez de convertirnos (como vamos) en la villa miseria más grande del mundo, la gente tiene que abrir la cabeza y sacarse la venda de los ojos. Hay que terminar con la vieja política constituida por Eduardo Duhalde, Cristina Kirchner, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Miguel Ángel Pichetto, y tantos otros más, de manera tal que podamos sacar algo bueno para la sociedad, que en parte es responsable de lo que nos pasa. No hay manera de obtener buenos resultados desde la reedición del viejo Peronismo contra el viejo Radicalismo, hoy llamada Kirchnerismo vs. Macrismo.
Las reglas de juego de la Argentina son tan inmundas que acá los únicos que se llenan de plata son tipos como Lázaro Baez, los Macri, empresas de infraestructura como Roggio, etc. TODOS a través de negocios con el Estado. Nunca un Bill Gates o un Stevie Jobs, es decir, revolucionarios del mundo que no lucran con el Estado como hacen casi todos acá. Esto se tiene que terminar.
De todos modos en las Elecciones Legislativas que se acercan este año no estará en juego el futuro del país sino la composición del Congreso, y los comunicadores deberían ser muy enfáticos en ese sentido.
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