El mito de la brecha salarial de género
Habitualmente, se suele escuchar por parte de las feministas modernas el siguiente planteo:
"A las mujeres nos pagan un 15% menos que a los hombres por el mismo trabajo".
Para empezar, la determinación del salario no es una ecuación tan simple como para decir que esta diferencia pasa por el sexo o género. Hay alrededor de 27 variables que influyen en dicha determinación. Algunas de ellas pueden ser la antigüedad, el presentismo, el rendimiento, el desempeño, la cantidad de tiempo de trabajo (medio tiempo, tiempo completo, horas extras), los estudios terciarios o universitarios, la experiencia laboral, etc.
Por poner algunos ejemplos, en una universidad no se le suele pagar lo mismo a un profesor con una maestría que a uno que tiene un doctorado o un postdoctorado. También hay que tener en cuenta las áreas de especialización, ya que si bien es cierto que los médicos cobran más que las médicas por hacer el mismo trabajo en términos generales, los hombres escogen voluntariamente especializaciones de la Medicina que en el mercado pagan más, como por ejemplo, la Cirugía; mientras que las mujeres suelen elegir especializaciones que pagan menos, como la Pediatría. Entonces, cuando empezamos a analizar todos estos factores, a mí ya no se me hace tan transparente la idea de que hay una desigualdad salarial entre hombres y mujeres; y tomar como referencia las remuneraciones promedio no es un argumento serio. Si las descomponemos equiparando variables, la supuesta desigualdad desaparece. Las consultoras privadas y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) no toman en cuenta estas comparaciones.
Dicho en otros términos, la brecha salarial es inexacta, porque lo que se hizo fue preguntar cuánto gana cada persona, las separaron entre hombres y mujeres, se sumaron sueldos en ambos sexos, y se obtuvo un promedio. Pero no hubo ninguna segmentación por cada uno de los atributos que determinan el salario. Hay que mirar bien qué indicador se está usando y cómo está compuesto, sin considerar las estadísticas de manera superficial.
Además, si realmente hubiera un sistema que pagara un 15% menos a la mujer por el hecho de ser mujer, entonces ese sistema sería contrario a los intereses económicos del hombre; porque si suponemos que yo soy un gran empresario, tengo una fábrica, y quiero contratar personal, voy a seleccionar al que cobra menos. En este caso, a la mujer. Lo mismo ocurriría con todas las empresas privadas: contratarían más a mujeres que a hombres, ya que el jefe se ahorraría un 15% de su rentabilidad. Sería muy difícil que un hombre encuentre trabajo en ese contexto. Por más machista que sea, ningún capitalista sería tan tonto como para pagarle más a un hombre simplemente porque él es hombre y así ejercer su "dominio patriarcal", en vez de pagarle menos a una mujer (cosa que le convendría). Por lo tanto, esta es otra de las razones por las cuales es imposible que exista una estructura salarial que solamente explicara sus diferencias por la variable del género.
Otro reclamo que también es habitual es el que tiene que ver con la brecha entre los sueldos de los deportistas o las celebridades, tanto a nivel nacional como mundial. Por ejemplo, si el futbolista brasileño Neymar gana muchísimo más que una jugadora de fútbol femenino, es porque el MERCADO determina que esto sea así. En fútbol o boxeo, las mujeres ganan menos que los hombres por una cuestión de oferta y demanda. Cuando el público se empiece a interesar en ver deportes femeninos, el costo publicitario subirá; y esto hará que los participantes cobren más. Los deportes masculinos venden más que los femeninos debido a su audiencia. Eso es todo. Y tampoco podemos culpar a la gente de no mirar fútbol femenino o boxeo femenino. Es la elección en libertad de cada uno. Asimismo, pueden averiguar cuánto ganaban en sus últimas peleas las luchadoras de artes marciales Cris Cyborg o Ronda Rousey; con excelente patrocinio y una audiencia muy grande. Todo gracias al mercadeo que se hacía alrededor de ellas. Por eso es que un cantante con poca trayectoria musical no gana lo mismo que Taylor Swift, que es una de las mujeres más pagas del mundo.
Hay que atreverse a pensar qué es lo que hay detrás de la generación de ganancias, ya sean las de un deportista o un cantante de música. En el fútbol argentino, las ganancias no dependen únicamente de lo que un club o la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) puedan destinar. Hay un montón de cuestiones que pueden influir, como por ejemplo, los sponsors. Si la razón por la cual un futbolista varón gana más que una mujer se debiera al género u otras quejas similares que suele hacer el Feminismo Moderno, entonces no sería solo Lionel Messi el que gana más que las campeonas sudamericanas o mundiales de fútbol femenino, sino que hasta el jugador de fútbol masculino que milita en la 4ta división del fútbol argentino ganaría más que cualquiera de ellas.
Cuando nos vamos a la industria de la moda, vemos que ésta sí hace mucho más dinero con las mujeres que con los hombres; y no porque la culpa la tenga el hembrismo o el matriarcado, sino porque los productos que más se consumen en dicha industria son los que venden las mujeres.
Para cerrar:
Siendo liberal, yo reivindico un modelo económico en el que predomine el libre mercado; y dentro de éste, no hay discriminación.
Para el Liberalismo, el Estado debería retirarse de la participación en la economía. Y mientras menos intervenga en los intercambios voluntarios de la gente, los trabajadores y trabajadoras tendrán más posibilidades de crecer social y económicamente.
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