Te dominan a través de la culpa


En este retroceso de la humanidad hacia el Medioevo y en esta era de nuevas creencias supersticiosas en las que la sociedad ha decidido pretender que existen personas no binarias (como si no supiéramos que son varones o mujeres) y que uno es en realidad lo que se autopercibe, emerge una nueva postura victoriana.

Se trata de un delirio cósmico que nos trae la Izquierda Progresista, que consiste en estar permanentemente arrepentido de cosas que no hicimos. O sea, el equivalente a lo que en su momento fue el pecado original.

Aquellos que se hayan criado católicos, cristianos, o de cualquier religión abrahámica, se sentirán familiarizados con el término "pecado original", en el que la humanidad está pagando constantemente por el pecado del primer hombre y la primera mujer que Dios creó en el Edén. Supuestamente, nos tenemos que sentir culpables, y pensar que en gran medida, nosotros tenemos la culpa de ese pecado original con el cual nacemos; porque Adán y Eva se comieron el fruto prohibido del árbol que Dios dijo que no debían comer.

La humanidad siempre fue dominada a través del miedo, la culpa y las creencias supersticiosas. 

En aquel momento, se establecía la creencia de que quizás un Mesías podía nacer de una virgen. 

Y hoy, se implementan estas nuevas creencias que sugieren que una persona es del sexo del que se autopercibe, o que una persona de color insultando a una persona blanca por su color de piel no está siendo racista. 

Son diferentes creencias supersticiosas en diferentes épocas. Pero el método siempre es el mismo. Ideas por encima de las ciencias.

Por ejemplo, en el pasado, la cosmovisión de la Iglesia no podía ser cuestionada por un científico o astrólogo. Y en el Siglo XXI, el médico es el que se equivoca al asignar un sexo a la persona que nace; porque se supone que esa persona puede ser cualquier cosa con la que se identifique.

Creencias. Miedo.

"Si usted no le reza al Dios correcto, arderá en el infierno por la eternidad".

"Si usted no obedece las políticas que han tomado sus gobernantes respecto de la pandemia que tuvo lugar en 2020, usted va a morir".

Miedo. Siempre miedo. Y culpa...

"Jesucristo murió en la cruz por vos. Naciste con el pecado original".

"El patriarcado es un sistema que a vos te beneficia, motivo por el cual tenés más privilegios que las mujeres. Y por eso tenés que sentir culpa, deconstruirte y dejar de ser un hombre".

"Las personas de color fueron esclavizadas, y como vos tenés un color parecido al de un señor que hace 600 años tuvo esclavos, vos tenés que sentir culpa y arrodillarte ante los afrodescendientes".

"El hombre blanco fue el causante del Holocausto, y como vos descendés de españoles e italianos, tenés que sentirte culpable".

Lo fascinante es que la Izquierda Progresista está detrás de todos estos elementos absolutamente conservadores.

Nos encontramos con métodos que ha usado la religión, la Iglesia, el Conservadurismo más extremo. La culpa, la superstición, el miedo, las ideologías por encima del conocimiento.

"Vos sos un hombre heterosexual, así que tenés privilegios. Muchos más que una persona transexual".

Tenemos que hacer de cuenta que esto es así, por más que seas un hombre heterosexual en situación de calle y una de las personas más famosas de los medios argentinos sea literalmente transexual, como Florencia de la V, que está en una mejor situación económica y de éxito que el promedio de cualquier hombre heterosexual cisgénero.

"Tenés que sentir culpa. Sos un privilegiado por tener pene".

"Los trans se mueren por tu culpa".

Y acá viene mi frase favorita:

"¡¡¡A LAS MUJERES LAS VIOLAN LOS HOMBRES!!!"

No. A las mujeres las violan los violadores...

"¡¡¡PERO SON HOMBRES!!!"

Ok. ¿O sea que como un violador es del mismo sexo que un hombre inocente, éste último también es un violador?

De no ser así, ¿qué necesidad hay de aclarar que los violadores son hombres?

Esta es una lógica total y completamente errada. Al igual que cuando los nazis juzgaban a los judíos por su identidad y no por sus actos.

La humanidad se la pasa repitiendo las mismas estupideces. Y la gente, adormecida, creyéndose cualquier estupidez que le dicen por la caja boba, por un diario, por un pasquín, por un periodista que parece serio, por un operador político nefasto.

Siempre lo mismo.

Creencias, miedo y culpa. 

Los métodos no cambian nunca. 

Y la Izquierda Progresista, a la vanguardia del Conservadurismo Medieval. Avanzando directo y A TODA VELOCIDAD hacia el pasado...

Muchachos, muchachas, nadie tiene que pedir perdón por cosas que no hizo.

Es mentira que porque yo tenga la piel parecida a la de un tipo que hace 600 años tuvo esclavos, yo tenga que pagar por ese pecado o estar arrepentido por ese hecho.

Es mentira que porque yo tenga los mismos genitales que un violador, yo tenga que pedirle perdón a las mujeres víctimas de abuso.

Es mentira que porque un hombre sea descendiente de vascos, este hombre tenga que pedir perdón por el Holocausto que hicieron los alemanes hace 80 años.

Es una lisa y llana MENTIRA, llevada a cabo para manipular a los pueblos a través de la culpa.

Además es una mentira peligrosa, porque lo que hace es eximir de la culpa a los verdaderos responsables de las desgracias que ocurren.

Si la sociedad pone el foco en acusar a los hombres de los abusos sexuales y no a los abusadores, entonces los abusos se seguirán sucediendo, no habrá verdaderos culpables; y por ende, no habrá verdaderos condenados.

Toda esta nueva edición del pecado original no es más que un método de control mediante la culpa, el miedo y la superstición.

Nadie tiene que pedir perdón por actos de injusticia que no cometió.

El colectivismo es una farsa.

Los actos los cometen ciertos individuos. Puede ser un grupo de muchos individuos. Pero aún así, son puntualmente ESOS individuos. No son todos los que tienen la piel parecida, los mismos genitales, la misma orientación sexual, o los mismos cuyos abuelos, bisabuelos o tatarabuelos nacieron en el mismo continente que otros.

Esto es una versión novedosa del pecado original, de la culpa como herramienta. En su momento, de la Iglesia.

Nadie que no haya lastimado a alguien tiene que estar de rodillas ante nadie; JUSTAMENTE porque ante los ojos de Dios y de la ley, todos somos iguales.

Por favor, nadie de rodillas y sintiendo culpa, si no cometió un acto por el que debe sentir culpa.

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