El Liberalismo es la única opción


En la economía argentina, hay que cambiar todo.

Coyunturalmente, no funciona nada. De vez en cuando, hay algunos períodos donde las cosas funcionan bien; pero a fin de cuentas, la situación termina explotando por los aires.

Sin embargo, es muy complicado aceptar que hay un modelo económico que no funciona desde hace décadas, porque los argentinos no nos hacemos responsables de lo que votamos. Afortunadamente, tenemos la libertad de elegir a nuestros representantes; pero deberíamos aprender a votar.

Para que Argentina no se convierta en una gigantesca villa miseria, tiene que modificar su matriz económica. De hecho, los países en donde la gente vive bien hacen todo diferente en comparación con Argentina. En ellos, la economía funciona bastante bien. Es cierto que han caído en recesión por la pandemia; pero en circunstancias normales, son países que crecen, ya sea mucho o poco. En cambio, nosotros vivimos de crisis en crisis hace más de medio siglo (además de haber sufrido un sinfín de recesiones). Y por supuesto que los países que prosperan no tienen inflación, a diferencia nuestra, que estamos entre las economías más inflacionarias del mundo. Ni hablar de los porcentajes de falta de escolaridad, comprensión de textos de los alumnos, y la cantidad millonaria de gente que cobra planes sociales.

Y lamentablemente, se puede ir mucho más abajo; porque hay países como Somalia, Venezuela o Cuba, que están peor que Argentina en cuanto a la miseria.

Para colmo, en Argentina, la miseria se transformó en un negocio; porque a costa de ella, hay gente poderosa que gana mucha plata (políticos, empresarios proteccionistas y sindicalistas). De alguna forma, hay que cortar con esto para siempre.

Concretamente y sin entrar en detalles, las medidas que hay que tomar para cambiar el país deben ser cambiarias, fiscales, comerciales y laborales.

El plan de reforma fiscal que hay que hacer es ENORME. Debe consistir en una baja del gasto público, para eliminar el déficit y crear espacio para bajar impuestos.

Por otro lado, hay que establecer un mercado doble de divisas o salir de este mamarracho del cepo y los 500 tipos de cambio, dejando flotar el peso.

Una vez que el Dólar y los precios de la economía encuentren un cierto nivel, se podrá lanzar un plan antiinflacionario y continuar con el resto de las medidas; incluyendo la reforma del Estado, que es indispensable.

Por ejemplo, hay que hacer TODO LO POSIBLE para que el salario neto que ganan los empleados privados sea equivalente al salario bruto; eliminando los Impuestos al Trabajo que se pagan entre los empleadores y los empleados. En total, la cifra es del 75%.

Entre las reformas estructurales del Estado, hay que privatizar las empresas públicas, convertir los planes sociales en empleo genuino y eliminar los subsidios económicos, entre otras medidas.

En materia comercial, Argentina tiene que dejar de estar aislada del mundo, sin competir.

El oficialismo solo toma en consideración el Mercado Común del Sur (Mercosur); pero éste ha terminado siendo un verdadero fracaso como apertura de la economía. No tenemos un Mercado Común del Sur ni un tratado de libre comercio. Es una cosa amorfa; y es imposible que no pueda ser amorfo algo en donde el libre comercio es supuestamente entre pares. El comercio puede darse entre distintos. Por eso el Mercosur tiene que firmar tratados de libre comercio con todo el mundo. Es la única manera de que logre desarrollarse.

Además esto es imprescindible porque hay que poner todos los cañones a favor del sector agropecuario, que es el más productivo de todo el país. Para ello, hay que eliminar todas las retenciones. No solo a este sector, sino a todos los que se dedican a exportar. 

El país se recupera CON el campo. Nunca SIN el campo, y menos aún CONTRA el campo.

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