Molestia por el nuevo trailer de La Sirenita


En las redes sociales, hubo mucha polémica por el cambio de look de Ariel en la película La Sirenita, de 2022.

Ahora, ella es negra, afrodescendiente, y no se parece en nada a la Sirenita que conocemos todos de aquel maravilloso libro o de la adaptación en dibujos animados que había hecho la corporación de entretenimiento Disney.

Evidentemente, hay mucha gente molesta con este nuevo aspecto del personaje principal; y haciendo un análisis del cuadro completo, yo realmente debo decir que esta polémica se da en el marco de una cuestión discriminatoria, y digna de un discurso en contra de una minoría que de verdad necesita interpretación, pero no la tiene.

Estoy hablando de los pelirrojos, que se acaban de quedar sin representación en Disney...

No hay princesa para los pelirrojos. Ahora, va a ser mulata.

La inclusión forzosa es toda una paradoja. Siempre queda una minoría afuera. Como los neonazis, que también son una minoría y tampoco tienen su princesa Disney villana...

A propósito, Disney tuvo la oportunidad de hacer inclusión real y la desaprovechó, ya que Úrsula (esa mujer que se parece a Johnny Allon) está basada en una persona transexual. Sin embargo, la actriz que la va a interpretar es gorda. Se llama Melissa McCarthy. O sea, ellos son muy inclusivos; pero hay ciertos estereotipos que no los tocan. En este caso, si una mujer es gorda, lo seguirá siendo.

La supuesta inclusión de Disney consiste únicamente en cambiar el color de piel de un personaje, para decir que si a la audiencia no le gusta (como está pasando con la Sirenita, cuyo trailer tiene miles de dislikes en la plataforma Youtube), es porque la gente es racista.

Eso es lo que dicen ahora todos los magnates de la industria más racista de la historia en el mundo. Básicamente, la del cine, que es la que popularizó los estereotipos durante casi un siglo (de los negros, las mujeres, los homosexuales), exhibiéndolos como personajes pintorescos de los cuales había que burlarse. En cambio, ahora son "inclusivos", y se supone que deberíamos creerles cuando nos dicen que la Sirenita es morena...

Ahora bien, acá es donde entra mi discurso ultracapitalista, dirigido a las personas que se quejan de esta noticia:

La maravilla del Capitalismo tiene que ver justamente con que si no te gusta que la Sirenita sea morena, podés elegir no consumirla. Solo basta con no ir a verla al cine.

El libre mercado es tan fabuloso, que a través de las plataformas digitales (como Disney Plus o un canal de televisión de cable que pasa películas), podés ver la Sirenita animada, que era blanca y pelirroja. Es más, con esto se puede evitar que los pelirrojos se queden afuera de la ecuación.

El Capitalismo es un sistema genial, porque vos no estás obligado a ver a la Sirenita morena. Podés elegir entre la afrodescendiente y el famoso dibujito de la blanca. 

Y lo mismo les puedo decir a aquellos que no les gusta que la Sirenita sea blanca, al afirmar que eso es hegemonía y no sé qué mierda. Ellos tienen la posibilidad de ir al cine a ver la versión del personaje afrodescendiente.

Además, convengamos que esta mujer es simplemente una sirena.

"¡Pero las sirenas negras no existen!"

Bueno, las sirenas en general tampoco...

Lo que sí voy a seguir sosteniendo es que la inclusión que nos quieren vender es FORZADA.

No vayamos a creer que la industria más misógina, homofóbica y racista de la historia es inclusiva y buena en la actualidad; porque no lo es.

Se trata de la misma industria que ha contado con personas verdaderamente nefastas; como Harvey Weinstein, un productor legendario de Hollywood. No es un caso reciente. Y estamos hablando de la misma industria que durante DÉCADAS, se burló de la misma gente que ahora dice defender.

Recuerden que cuando veíamos una película de terror en los 90, la primera en morir era la mujer rubia. Después, el negro. O al revés. Y esto lo producía la misma industria supuestamente inclusiva.

Ellos no promueven la inclusión. Carecen de ideas originales. 

Entonces, se dedican a reciclar La Sirenita, que tiene decenas y decenas de años de existencia. Y la única novedad que pueden ofrecer es que le cambió el color de piel a la protagonista.

Más que inclusión, la película es una estrategia de marketing (muy bien lograda), hecha para que hoy estemos hablando de esta pelotudez. Pero ni siquiera sabemos cuál es el guion, si lo han modificado, si la película va a estar buena, si está bien filmada, cuál es la cinematografía, si realmente tiene un valor artístico agregado, y ese tipo de cosas. No lo sabemos.

Nos encontramos con una industria que hoy está escasa de ideas, de manera tal que pretende ser inclusiva bajo la excusa del Progresismo, para vendernos lo mismo una y otra vez. De todas formas, repito que una de las bondades del Capitalismo es que no estamos obligados a consumir el producto que nos venden.

Así que no nos convirtamos en lo que siempre criticamos, que son los progresistas.

No seamos unos copitos de nieve que lloran por todo.

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