Ni olvido ni perdón
Corría el año 2020, y los argentinos sufríamos 3 pandemias:
1) La pandemia que provino de China y todos conocemos.
2) La pandemia del Kirchnerismo y todas sus medidas alrededor de la anterior.
3) La pandemia de la mansedumbre, que azotó al pueblo argentino.
Por algún motivo totalmente inexplicable, la población decidió que era una buena idea agachar la cabeza ante un decreto anticonstitucional, firmado por un gobierno que ya tenía antecedentes en engañar a su pueblo y llevar actitudes tiránicas y autócratas.
En aquel entonces, éramos muy pocos quienes alzábamos la voz, advirtiendo la inconstitucionalidad de las medidas impuestas por el títere de Cristina Fernández de Kirchner. Por el contrario, la mayoría de los ciudadanos, funcionarios y hasta periodistas celebraban y militaban la represión y el escarnio público que sufriera el ciudadano que, por ejemplo, saliera a ejercitar o a pasear a su mascota, en ejercicio pleno de sus derechos garantizados por el Art. 14 de nuestra Constitución Nacional, nuestra Carta Magna, nuestra Ley máxima.
Por parte de los medios hegemónicos, éramos tildados de loquitos, anticuarentena, egoístas, reaccionarios, y hasta de asesinos por "salir a esparcir el virus"; incluso por periodistas que 2 años después, comienzan a repetir casi con exactitud los mismos planteos que nosotros hacíamos en aquel momento. Hoy, con mucho dolor, escuchamos el descargo del comunicador Gastón Recondo, hablando de cómo no pudo despedir a su padre por hacerle caso al Presidente. Y no voy a cuestionar sus sentimientos y su descargo. Para nada. Tiene razón en cada palabra que esboza.
Pero como ser humano, no puedo dejar de hacerme esta pregunta:
¿CÓMO VAS A DEJAR DE VER A TU PADRE PORQUE TE LO DICE UN PRESIDENTE?
¿EN QUÉ CLASE DE DEMENCIA COLECTIVA CAYÓ EL PUEBLO ARGENTINO, QUE DEJÓ DE ABRAZAR A SUS SERES QUERIDOS POR ORDEN DE UN FUNCIONARIO PÚBLICO?
Eso sin mencionar que el discurso del Presidente no tiene ningún tipo de validez; porque hasta hace 10 minutos, Alberto Fernández era un FERÓZ CRÍTICO de su compañera de fórmula.
Creo que aún no somos 100% conscientes de la ESTUPIDEZ que hicimos como sociedad. Cuando una persona estaba dispuesta a salir a la calle incumpliendo la cuarentena, era muy común que encontrara carteles con aires de "concientización" barata, elaborados por los vecinos y pegados en sus puertas. Dichos carteles exhibían frases como "no veo a mis seres queridos porque quiero volver a abrazarlos". Haciendo gala de su heroísmo de cartón y salvando al mundo sin hacer nada al encerrarse en su casa, el argentino estaba feliz.
Ahora bien, ¿nadie se dio cuenta de la IDIOCIA que predicaban estos letreros?
Genio, explicame cómo vas a abrazar a tus familiares si literalmente, NO LOS VES.
Yo pensé que lo que voy a decir a continuación era muy obvio, pero parece que no lo es tanto:
Con el paso del tiempo, la gente se muere. Y así fue cómo a Recondo se le murió su padre. El tiempo pasa. La gente envejece, se enferma, y se despide de este mundo. Nunca sabés cuándo va a ser la última vez que ves a una persona. Por ende, no es una buena idea bajo ningún punto de vista encerrarte durante un año negándole una visita o un abrazo a tu abuelo octogenario.
Realmente, no entiendo qué ecuación hizo este pueblo. El virus no iba a dejar de existir si nos encerrábamos herméticamente en nuestras casas por unas cuantas semanas. Esa medida se tenía que terminar mucho tiempo antes. Más aún sabiendo cuáles iban a ser las consecuencias en la economía.
Por su parte, quienes no podíamos concebir esta locura éramos tildados de loquitos. Pero resulta que al final, los loquitos TENÍAMOS RAZÓN.
Economistas como Alejandro Bongiovanni, Carlos Maslatón, o influencers como Guadalupe Batallán, Eduardo "El Presto" Prestofelippo, y un puñado de muy poca gente advertíamos que se estaban violando nuestros derechos.
Avisábamos que estaban ejecutando y desapareciendo gente por romper la cuarentena. Y no solo criticábamos que se estaba reprimiendo al ciudadano común más de lo que se ha reprimido alguna vez a un delincuente en este país, sino que además dejábamos en claro que SE NOS ESTABA ENGAÑANDO.
Y hoy, lagrimeamos, pataleamos, berrincheamos, porque se dieron cuenta de que los loquitos estábamos en lo cierto.
Porque mientras al padre de Solange Musse lo reprimían y escoltaban como a un criminal por querer despedirse de su hija moribunda, el mismo tipo que encerró al pueblo estaba brindando con champagne en una fiesta de cumpleaños.
Mientras a la pequeña Abigail Jiménez le impedían cruzar la frontera provincial para tratar su enfermedad terminal, el títere que firmó el decreto de aislamiento se reunía en la Residencia Presidencial con vedettes, actrices y "asesoras" de muy dudoso currículum vitae.
Mientras el pequeño comerciante se fundía y caía en la pobreza, el fantoche que nos amenazaba con el dedito por Cadena Nacional recibía en Olivos a adiestradores caninos para su perrito y estilistas/peluqueros para su escort.
Y como esa información se filtró, el pueblo llora...
¿Pero saben qué? Ahora es demasiado tarde para llorar...
2 años tarde.
130.000 muertos tarde.
No solamente eso; porque como el pueblo no se escandalizó a tiempo y fue contagiado por esta pandemia de la mansedumbre, la cobardía, la sumisión, el Presidente sobornó impunemente al Juez frente a los 47.000.000 de argentinos con 8.000 dólares para que lo sobreseyeran, luego de haber sido denunciado por violar su propio Decreto de Necesidad y Urgencia. Con mayor o menor terminología jurídica y mayor o menor elegancia, eso es lo que hizo Alberto Fernández.
Asimismo, pagó 0,06 dólares por cada argentino muerto durante la pandemia, y 0,0001 dólares (0,03 pesos argentinos) por la dignidad de cada argentino.
Sí. Eso es lo que vale tu dignidad, compatriota...
Y para dejar al Presidente libre de cargo y culpa, el Juez federal Lino Mirabelli argumentó que en ese momento, Alberto Fernández no estaba en funciones públicas; y que en vez de estar siendo el Presidente, estaba siendo un invitado a una fiesta de cumpleaños, motivo por el cual podía violar su propio decreto presidencial.
Decime una cosa, Mirabelli:
Si Alberto Fernández no era el Presidente en ese momento, ¿ME QUERÉS EXPLICAR QUÉ CARAJO HACÍA FESTEJANDO EL CUMPLEAÑOS EN LA RESIDENCIA PRESIDENCIAL, SORETE CORRUPTO HIJO DE RECONTRAMILPUTAS QUE SE CAGA EN LOS MUERTOS?
Así es la Justicia en este país...
De todas formas, la porquería de Lino Mirabolas y el viejo tarado de Alberto Fernández no son los verdaderos responsables de esta aberración.
El problema no es que el Presidente haya hecho una fiesta en épocas de cuarentena. El problema es que no la hayas hecho VOS por creerle.
El problema no es que el Presidente recibiera acompañantes en la Residencia Presidencial. El problema es que VOS no hayas recibido a tus familiares, por obedecer un decreto que violaba tus derechos.
El problema no es que el Presidente permitiera trabajar al adiestrador de su mascota o al peluquero de su escort. El problema es que VOS hayas aceptado quedarte sin trabajo, sin oponer la más mínima resistencia.
El problema nunca fueron los gobernantes. El problema fue la mansedumbre de un pueblo que se avivó 2 años tarde de sus derechos, y de que había sido estafado.
Que sirva como aprendizaje para la próxima...
PD: Alberto Fernández debe renunciar.
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