Libre portación de armas
Desde ya, les anticipo que yo estoy completamente a favor de esta medida, y puedo argumentar mi postura mediante tres argumentos:
- La teoría económica.
- La evidencia empírica.
- Un ejemplo simple.
El primer argumento está basado en lo que se conoce como Análisis Económico del Derecho, un campo que comenzó en 1968 de la mano de un artículo del economista y sociólogo Gary Becker, llamado "Crimen y castigo". Lo escribió cuando él vivía en Nueva York, Estados Unidos, mientras daba clases en la Universidad de Columbia. En ese momento, en Nueva York, se estaban impulsando las políticas que los argentinos conocemos como Doctrina Zaffaroni. Y tal como lo predijo Becker, en la década del 80, Nueva York se convirtió en la ciudad más peligrosa del mundo.
Lo que hay que entender es que la delincuencia es una actividad como cualquier otra. Por lo tanto, cuando se le bajan los costos, el beneficio aumenta y la actividad se expande. Aunque les parezca sorprendente, estoy utilizando el fenómeno de oferta y demanda para explicar la problemática de la inseguridad. Es más, Becker recibió el Premio Nobel de Economía por haber creado esta teoría.
El punto radica en que si a un delincuente se le incrementan los beneficios (como por ejemplo, a través del 2x1), entonces delinque más, ya que el costo de la delincuencia se vuelve menor.
Si pasamos a la evidencia empírica, veremos que aquellos estados que cuentan con libre portación de armas tienen muchísimos menos delitos que en aquellos lugares en donde a los ciudadanos honestos se los tiene obligados a estar indefensos.
Esto es así. Le guste o no a la progresía.
El tercer argumento que voy a dar se trata de un ejemplo muy sencillo:
Supongamos que un delincuente quiere ingresar a robar a una casa. Tiene que elegir entre dos. Llamémosle A y B. La familia que vive en la casa A está armada hasta los dientes; y la que vive en la casa B no tiene armas.
¿Cuál piensan que va a atacar?
La respuesta es muy obvia:
La casa B.
De esta forma, la teoría económica (del proceso decisorio y la acción humana), los números y la lógica reflejan qué es lo más conveniente en materia de inseguridad.
Yo sé muy bien que mi posición respecto de este tema es políticamente incorrecta, y que el progresista promedio va a saltar diciendo "¡Ay, no! ¡Esto es peligroso!"; pero la verdad es que la opinión que puedan dar estos taraditos me chupa diez millones de huevos.
Para reforzar aún más mis argumentos, puedo decir que cuando el Estado le prohíbe la portación de armas a los individuos, está impidiendo que éstos puedan recurrir a otro tipo de seguridad (si así lo desean), mientras que los delincuentes siguen teniendo sus armas; por más que no rija la libre portación. A los delincuentes no les interesa que el uso de armas esté prohibido. Lo único que se logra con esto es exponer a las personas honestas con mayor brutalidad; porque se está favoreciendo a los delincuentes en detrimento de la gente de bien.
¿Además quién soy yo para restringir la libertad de otras personas?
Posiblemente, alguien va a contestar que la medida que estoy proponiendo hará que la vida, que es uno de los bienes supremos que hay en una sociedad, se termine perdiendo; entonces, puede traer a colación un caso como el que ocurrió hace poco en Texas, Estados Unidos, donde un muchacho ingresó armado a una escuela y mató a 19 alumnos. No obstante, el hecho de que un desequilibrado mental pueda comprar un fusil automático en un supermercado no debería ser un pretexto para no legalizar el uso de armas.
Si hay asesinos, hay que evitar que éstos se carguen la vida de los ciudadanos argentinos, que no saben si van a llegar sanos y salvos a su casa. Por supuesto que también hay que educar, y condenar a los criminales endureciendo las penas para que no salgan de la cárcel y vuelvan a cometer un crimen. Pero aún así, la libre portación de armas es indispensable; porque cuando se la prohíbe, se están cercenando las libertades individuales. A mí particularmente no me gustan las armas. Pero hay personas que no tienen inconvenientes en utilizar una; y con ella, reforzar su nivel de seguridad. Por ende, si alguien quiere hacerlo, NADIE ES QUIÉN PARA IMPEDIRLO.
Incluso el Estado puede licitar cárceles privadas, en donde los presos pagan su condena y la estadía trabajando. De hecho, esto lo hacen muchos países en los cuales la gente vive bien. No es un invento mío. Por su parte, habría que privatizar las cárceles actuales. A los presos no habría que premiarlos regalándoles dinero y privilegios. Al contrario. Por el daño que causaron en la sociedad, hay que ponerlos a trabajar, de manera tal que la manutención de la cárcel (que debe generar ingresos para sostenerse) se lleve a cabo con las tareas de los presidiarios.
En resumen, tiremos a la basura el Zaffaronismo y toda la porquería de la corrección política; y digamos lo que pensamos sin miedo:
La gente debería tener armas libremente, bajo un sistema legal en donde el que las hace, las paga. Aquel que violenta las normas va preso.
Por favor, NO avancemos sobre la libertad de los demás.
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