Más cepo a las importaciones


Desde el punto de vista ideológico, el Kirchnerismo es un gobierno verdaderamente deplorable.

Por ejemplo, la Vicepresidenta argentina, Cristina Kirchner, dio un discurso en el que habló acerca del "festival de importaciones", criticando el hecho de que en una economía, se puedan importar bienes (mientras llevaba un Iphone en la mano). Como si fuera poco, le echó la culpa de la inflación a la evasión impositiva, y negando que el proceso inflacionario tenga que ver con el déficit fiscal. 

El gobierno no entiende cómo funciona la economía; entonces, cree que el problema está en el Banco Central de la República Argentina; pero NO porque emite dinero, sino porque no controla lo suficiente para que no se dispare el Dólar. De allí surge el motivo por el cual buscan endurecer el cepo a las importaciones (que ya existe). De todas formas, el rechazo del Kirchnerismo a la iniciativa de abrir la economía argentina al mundo se debe principalmente a una cuestión ideológica.

Entre las nuevas medidas oficiales, el BCRA busca financiarse con dólares propios. Esto lo hacen para evitar una devaluación del peso. No obstante, dichas restricciones generan otros problemas, ya que esto es prácticamente lo mismo que intentó hacer Guillermo Moreno cuando Cristina Kirchner gobernó el país: vincularse con una empresa privada que se dedique a exportar alimentos, para obtener los dólares comerciales a través de ella y poder pagar las importaciones de insumos, que es lo que necesita el 92% de las PyMEs argentinas.

En materia cambiaria, cuando Mauricio Macri terminó su mandato con el precio del Dólar Oficial por encima de los 60 pesos en Diciembre de 2019, la economía contaba con un tipo de cambio competitivo. De hecho, Alberto Fernández había dicho en aquel entonces que el Dólar a 60 pesos estaba bien. Traído a hoy, ese Dólar ajustado por la inflación internacional debería valer 152 pesos. 

O sea que el Dólar Oficial de 129 pesos está atrasado en términos reales, porque la inflación lo superó; así que en caso de haber una hipotética devaluación, ésta podría implicar un salto cambiario del 20 o 25% (como en Enero de 2014). Todo dependerá de lo que haga el BCRA; si decide salir a comprar o no la cantidad de dólares necesaria, y de lo que ocurra con las tarifas, la deuda interna y la suba de la tasa de interés, que ya viene aumentando de a poco todos los meses. Por su parte, el Dólar a 9 pesos de fines de 2015 vale 92 pesos a precios de hoy, mientras que el de José Alfredo Martínez de Hoz valdría unos 75 pesos.

A su vez, cuando traemos los tipos de cambio paralelos de la historia argentina a hoy, veremos que el Dólar Blue se ubicaría entre 240 y 250 pesos: 100% de brecha. En Octubre de 2020, una corrida cambiaria había llevado el Dólar Blue a 195 pesos. A precios de hoy, ese Dólar valdría 320 pesos. Pero esto pasó porque el BCRA no estaba comprando dólares y la soja valía 300 dólares la tonelada. Se asomaba una devaluación, pero nos salvamos gracias al salto del precio de la soja.

El cepo cambiario es una medida aberrante, no solo desde lo económico sino también desde lo moral. 

En lo económico, porque el precio del Dólar se fija por debajo del que está en equilibrio; eso hace que haya más gente queriendo comprar dólares que vender (exceso de demanda). Automáticamente, en el resto de la economía, aparece un exceso de oferta de bienes; tal es así que baja fuertemente el precio de los bonos y la tasa de interés se dispara hacia arriba. Esto podemos notarlo cuando observamos el riesgo país, que hoy se ubicó en 2.432 puntos. En una situación como la ya mencionada, cae el ahorro y la consecuente inversión; entonces, se acumula menos capital y se crean menos puestos de trabajo, bajan los salarios reales y aumenta la pobreza. Frente a ello, se necesitarán más planes sociales (sobre todo cuando se avecinen las Elecciones Presidenciales de 2023), más gasto público y, como el país no cuenta con financiamiento externo, más emisión monetaria e impuestos. Asimismo, si no se toca el tipo de cambio, la economía entra en un círculo vicioso en el cual las consecuencias se pagan en relación a la actividad económica.

En lo moral, el cepo también es espantoso; porque significa que con el fruto de su trabajo, cada individuo no pueda comprar los dólares que quiera.

Si no abandonamos el populismo, el intervencionismo, y la sustitución de importaciones, nadie va a inclinarse por ahorrar en la moneda local; porque en definitiva, este esquema económico siempre va a obligar al gobierno a implementar los controles cambiarios, ante la desesperación de la gente de refugiarse en el Dólar cuando se desata el proceso inflacionario causado por estas malas políticas económicas.

De una vez por todas, tenemos que deshacernos de todo lo que nos hace daño, y que venimos impulsando desde hace muchísimas décadas. 

Importar no es una enfermedad, sino todo lo contrario. Es una manera indirecta de producir. Si Argentina abriera las importaciones de aquello que no la hace eficiente, se podría convertir en un país de primer mundo en medio siglo. Con esto, explotaría la producción de gasoil, petróleo, soja, turismo y las economías regionales.

El proteccionismo industrial es una estafa ideológica, porque si realmente funcionara, al país deberían sobrarle los dólares desde hace un siglo. Pero en la práctica, esto no ocurre, ya que el BCRA tiene reservas muy escasas. Y equivocadamente, se busca resolver el problema de la falta de dólares rompiéndole la cabeza al sector agropecuario con más retenciones o con la imposición de las restricciones cambiarias (que luego se endurecen). En este caso, para cubrir una diferencia de 1.200 de dólares por mes. Mejor exíjanle al Poder Ejecutivo que no cuadriplique el gasto en importaciones en energía, que fue lo que hicieron entre Enero y Mayo de 2022.

Los políticos que defienden esto son unos mentirosos. Y mientras los consumidores argentinos tienen los bolsillos rotos de comprar "lo nuestro" a un precio carísimo, los empresarios proteccionistas se vuelven millonarios. Tienen casas enormes, viajan a Punta del Este y viven como reyes. Aún así, lloran diciendo que si no les cierran la economía a la competencia importada, nos morimos todos de hambre. Pero eso es falso, dado que el hambre lo estamos sufriendo JUSTAMENTE en una economía que no compite con ningún país del mundo.

Dicho sea de paso, la ignorante de Cristina Kirchner dice quejarse del "festival de importaciones"; pero fue durante SU gobierno que se hizo semejante desastre en materia energética por el intervencionismo exacerbado, provocando un boom de importaciones de gas y energía y un importante déficit comercial.

Si no hubiera sido por la guerra entre Rusia y Ucrania, que derivó en una suba de los precios internacionales y permitió que el campo liquidara bastante, esto hubiese culminado en una crisis cambiaria hace rato.

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